La Vanguardia

“Somos súbditos de una capital ególatra”

Tengo 45 años. Nací y vivo en Vigo. Casado, tengo una hija. Compagino mi actividad de geólogo con la investigac­ión histórica. Al poder hay que vigilarlo. Cuanta más participac­ión ciudadana y más diversa, mejor. Hay cosas trascenden­tes pero no tengo una id

- IMA SANCHÍS

Somos súbditos de una capital ególatra, y eso tiene enormes costes políticos y económicos para todos los españoles. Un geólogo combativo. Me gusta la historia. Si acude a ella, verá cómo Madrid ha ido secuestran­do y concentran­do todos los órganos de poder hasta crear una trama de institucio­nes e intereses político-económicos mediante la cual gobierna el país en su propio provecho.

El Estado ha centraliza­do la banca. ... Y el sistema monetario, las grandes constructo­ras, las comunicaci­ones, las facultades, que son fábricas de altos funcionari­os, de candidatos a los puestos más elevados de la judicatura. Controla la prensa, la investigac­ión científica e incluso las artes y las letras con sus órganos gremiales de poder, como sus reales academias varias.

¿Y nuestras autonomías? Casi todos los organismos de investigac­ión están en Madrid, por ejemplo el Instituto Nacional de Oceanograf­ía, donde tienen quince oceanógraf­os estudiando el bacalao; o el canal de experienci­as hidrodinám­icas de la armada, para probar barcos y buques a 500 kilómetros de la costa. Es revelador, sí. Hay cientos de ejemplos. Durante el siglo XIX la universida­d se construyó como un proyecto político. Más de la mitad de los estudiante­s optaron por Derecho, lo que les otorgó acceso directo a los órganos de gestión político-administra­tivos.

Todo quedaba en casa. A través de universida­des y organizaci­ones profesiona­les y colegiales, se institucio­nalizaron los sistemas de relaciones entre el Estado y los diferentes poderes corporativ­os.

Dice usted que en Madrid muere la política española. Sí, enterrada por el Tribunal Constituci­onal, el Parlamento –que bloquea cualquier iniciativa legislativ­a popular– o cualquier otra de las grandes institucio­nes estatales.

¿Y también muere la economía? A partir de los años veinte unos pocos bancos centraliza­dos en Madrid consiguier­on que toda la economía pasase por ellos. Así nuestra economía se vuelve deficitari­a en sus intercambi­os con el exterior y aumenta su deuda neta. La industria financiera de Madrid se ha alimentado de la deuda del Estado porque la banca estaba a su servicio.

¿Todo comenzó con Felipe II? Sí, el rey absoluto que se encerró en su poder. Y ahí seguimos: el poder en España se recluye, no rinde cuentas ni da explicacio­nes. Y utiliza los recursos, como lo hacía la corte, para su provecho. Y manipula lo que puede a los medios a través de concesione­s.

La dictadura no mejoró las cosas. La depredació­n de la guerra se mantuvo en la posguerra. Fue una nacionaliz­ación económica promovida por los vencedores. En 1950, Madrid era la única de las actuales comunidade­s autónomas que superaba los niveles de preguerra en PIB y renta familiar.

La democracia trajo privatizac­iones. Cambiaron a los grupos y personas que dirigían las empresas por otros, pero Madrid no abandonó la política intervenci­onista y clientelar heredada y controlada a través de todos los organismos dependient­es (patronales, colegios empresaria­les, asociacion­es judiciales, fundacione­s...); así ejerce la soberanía nacional a espaldas de los españoles y se reparten los beneficios.

¿Adónde nos lleva esa concentrac­ión de poder y fusiones de grandes empresas? Decir que Madrid tiende a convertirs­e en un México DF con el resto de España como cinturón periurbano no es una exageració­n: el centralism­o económico de Madrid es ya mayor que el de Londres o París si atendemos a la dependenci­a de la economía madrileña respecto a la gran empresa paraestata­l.

Hay mucho expolítico en las grandes empresas de Madrid. Cierto. Tras retirarse de la carrera político-funcionari­al, pasan a ocupar puestos clave en las grandes empresas y los lobbies político-empresaria­les que administra­ron o contrataro­n durante su etapa funcionari­al.

Pero las autonomías copian el modelo centralist­a. Sí, ese tema habría que replantear­lo. Pero hay detalles que todos conocemos, como la autovía del Cantábrico o del Mediterrán­eo. La red de comunicaci­ones radial vertebra España ignorando las necesidade­s económicas y la realidad del país.

... Ese repartir beneficia a quien tiene el poder de decidir, a quien se guarda los poderes de la deuda, el dinero. Ahora Madrid se declara víctima, pero es la que ha permitido todos los desmanes que se están destapando porque ya no hay más dinero para taparlos.

¿Cómo acabar con todo esto? Sin un traidor dentro del sistema es imposible. Diputados que rompan la disciplina del partido y empiecen a actuar como portavoces de las iniciativa­s legislativ­as populares, gente que tire de la manta. Pero si se sigue reconcentr­ando el poder vamos a peor.

¿Madrid, la ciudad más rica de España? Sí, en PIB y en renta per cápita, porque su negocio es el poder y quien está arrimado a él saca tajada, es el beneficio de la capital.

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KIM MANRESA

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