Josep M. Benet i Jornet
El Premi d’honor de les Lletres Catalanes se abre por primera vez a la dramaturgia
ESCRITOR
El dramaturgo (72) ha ganado el 45.º Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, que concede Òmnium Cultural, por la “calidad, extensión, variedad y coherencia de su obra, con una continuidad en todas las épocas y condiciones”.
El Premi d’Honor de les Lletres catalanas se abre al teatro con el galardón concedido ayer a la obra de Josep Maria Benet i Jornet, de 72 años. El dramaturgo, con una treintena de obras a su espalda y con una actualmente en cartelera, Com dirho?, en el teatro Almeria de Gràcia.
“Hasta ahora se había premiado a autores que escribían teatro, como Feliu Formosa, Oliver, Espriu y otros, pero no todavía a un autor que sólo escribe teatro. Estoy muy satisfecho de que ahora se haya rectificado”, comentaba alegre Benet i Jornet. El premio Nobel de literatura tiene muchos dramaturgos entre sus galardonados, pero, no así el premio más im- portante de las letras catalanas en las cuarenta y cuatro ediciones anteriores. “Yo creo –dice Benet i Jornet– que los catedráticos iban a ver pintura, o danza o música, pero ninguno de ellos estaba obligado a ir al teatro. Ahora eso ha cambiado y sí que van. Pienso que el error estaba en que vinculaban teatro con espectáculo, cuando el teatro es literatura dramática”. Benet, que dijo a los periodistas que todo el mundo lo conocía como Pepitu, ha subrayado que nunca sabrá si lo que ha escrito tiene calidad o no, pero se da por satisfecho si el Premi d’Honor sirve de reconocimiento al “teatro catalán, que ha tenido que luchar mucho por sobrevivir, con cierto menosprecio durante muchos años.” Hoy, dijo, el teatro catalán “está en el mejor momento de su historia, tanto por los actores, como por los textos y las direcciones escénicas. Podemos ir con la cabeza alta por to- do el mundo; Catalunya hoy está en el mapa europeo y americano, sobre todo en Sudamérica”.
El teatro catalán tiene muchos registros y el jurado ha premiado una estética muy concreta. “A mí me gusta todo tipo de teatro siempre que esté bien hecho, vodevil, comedia o sin texto. Queda claro que el teatro forma parte de la cultura”, dijo el galardonado.
Benet i Jornet debutó en 1964 con Una vella, coneguda olor. “Era un tiempo en el que todo el mundo estaba influenciado por Brecht. Yo estuve influido por él, pero muy poco tiempo. A los 36 o 37 años quedé deslumbrado por Harold Pinter. También me han influido Buero Vallejo, el menos realista de los realistas; Eugene O’Neill y, sobre todo, Àngel Guimerà. Existe el cliché de un Guimerà anacrónico, pero es falso. Es un autor que sigue muy vivo”.
El dramaturgo tiene una visión muy negativa del ser humano. “A mí me gusta el humor, pero ya hay mucho. También es necesario tratar nuestros conflictos interiores para darles respuestas”.
De familia de fuera de Barcelona que se instaló en la ronda de Sant Antoni, su primera obra reflejaba el mundo del Raval. “Bajo Franco, aprendí a decir lo que tenía que decir de una forma elíptica. Después traté más los conflictos que nos encontramos en la vida. Pero siempre introduzco de manera indirecta la crítica social, por ejemplo, la guerra, cómo manipulan a la gente para convertir a los soldados en bestias”. Entre sus obras más des-
tacadas figuran Berenàveu a les fosques, Revolta de bruixes, Descripció d’un paisatge, Desig, Testament o Fugaç.
Sobre los jóvenes, Benet i Jornet dice que aprende mucho de ellos. Él decidió que sus obras no se estrenaran ni en el TNC ni en el Lliure, para dejar espacio a los nuevos autores, Com dir-ho?, la pieza que se puede ver actualmente en Barcelona, concluye una nueva trilogía, esta vez con el elemento común de que los personajes son dos actores que representan un diálogo cuya resolución la deja a la opinión del espectador.
La popularidad del autor le llegó con las teleseries costumbristas Poblenou, Ventdelplà, Nissaga de poder o Laberint d’ombres. “El premio –dice– no es por mi trabajo en la televisión, del que no reniego en absoluto, sino por la literatura dramática”.
El periodista Joaquim Maria Puyal glosó la obra de Benet i Jornet, por su apuesta por la innovación y por técnicas diversas “construyendo una reflexión de la realidad social cambiante, de cada momento, y también sobre las condiciones humanas”.
El jurado del premio, dotado con 15.000 euros y que se entregará el 11 de junio en el Palau de la Música Catalana, lo integraba Margarida Aritzeta, Margarida Casacuberta, Lluís Duran, Pilar García, Ramon Pla i Arxé, Damià Pons, Joaquim M. Puyal, Carles Solà y Josep Maria Terricabras.