La Vanguardia

Francisco a su hermana: “No podía decir que no”

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El domingo sonó el teléfono en la modesta casa de María Elena Bergoglio, a las afueras de Buenos Aires. Era su hermano, el Papa. Aún no habían hablado desde la fumata blanca. “Estoy feliz, muy bien, muy muy bien”, le dijo Francisco a María Elena. “Quédate tranquila, esto se dio así y no podía decir que no”, continuó el Papa, según el relato de su hermana. Haciendo gala nuevamente de su austeridad, pero también del buen humor, el Pontífice pidió a su familiar más directo que le disculpara ante el resto de los parientes por no poder telefonear­los a todos. “Diles que no los puedo llamar a cada uno porque si no las arcas del Vaticano...”, indicó Francisco. También trascendió que el Papa telefoneó personalme­nte a algunos amigos en Buenos Aires –incluido su dentista– y llamó va- rias veces al arzobispad­o, cuya telefonist­a relató que el Pontífice le había pedido que lo siguiera llamando “padre Bergoglio”. Según pudo saber La Vanguardia, en una de esas llamadas le pidió al obispo auxiliar que le mandara las cosas que tiene en el piso de la curia donde vivía. El prelado le recordó que no tenía la llave, que se había llevado Bergoglio. El Papa le pidió entonces que llamaran a un cerrajero. La misa de asunción de Francisco será transmitid­a a través de una pantalla gigante instalada en la plaza de Mayo, frente a la catedral. Se espera gran afluencia de fieles pese a que el oficio empezará a las 5.30 (hora local). Antes, durante toda la madrugada, se celebrará una vigilia, que estaba previsto que comenzase anoche y contase con actuacione­s musicales. / R. Mur

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