Si no puedes con tu enemigo
La presidenta argentina da un giro de 180 grados respecto a Bergoglio
Alo largo de estos años, Cristina Fernández se ha peleado con España, EE. UU., el ayuntamiento de Buenos Aires, los sindicatos peronistas, el sector agrario, los ecologistas, la oligarquía porteña, los empresarios, el peronismo disidente, Ricardo Darín, el grupo Clarín, Repsol, la oposición de izquierda y derecha... Y con la Iglesia Católica y el cardenal Jorge Bergoglio. Pero el Papa... ya son palabras mayores.
En cuestión de días, la presidenta argentina ha pasado de felicitar gélidamente a Francisco a correr a toda felicidad a Roma para ser la primera mandataria recibida por el pontífice. ¿Cómo una líder supuestamente progresista podía enfrentarse a un Papa que en unas horas ha revolucionado la imagen de la Iglesia Católica mostrando cercanía y austeridad? Era una postura insostenible, de manera que el reducido círculo áulico de la Casa Rosada decidió virar.
Si bien Fernández siempre se mostró diplomáticamente correcta tras la elección del Papa argentino, los sectores ultrakir- chneristas –que no mueven un dedo sin el plácet de la presidenta– se dedicaron desde el minuto uno a criticar al Papa. Tertulianos, legisladores e incluso la novia del vicepresidente se explayaron en la prensa y por Twitter contra Bergoglio, dibujando su rostro más conservador, sobre todo resaltando su oposición al matrimonio entre homosexuales y su supuesta colaboración con el régimen militar.
Coincidiendo con la reunión de Fernández y el Papa, El Cronista comercial reveló que la embajada argentina en Italia distribuyó entre los cardenales que iban a asistir al cónclave “un dossier sucio para bloquear la posible designación” de Bergoglio. El documento se centraba en su papel durante la dictadura.
El portaestandarte del rechazo kirchnerista fue el diario Página12, que hasta el domingo ahon- dó en la vieja denuncia de dos jesuitas torturados. El rotativo había titulado “¡Dios mío!” y “Errar es divino” al día siguiente de la elección de Francisco, tildándolo de “conservador populista”, pese a que era visto como moderado dentro de la Iglesia.
Sin embargo, el diario también dio ayer un giro radical. Ofreció a sus lectores una encuesta exclusiva donde se llegaba a la conclusión de que “ocho de cada diez habitantes de Capital Federal y Gran Buenos Aires manifestaron su orgullo o alegría por la elección del cardenal Jorge Bergoglio como papa Francisco”. Un dato referido al área electoral más importante del país, que no habrá menospreciado la Casa Rosada.
Además, Página12 trataba de llevar el agua al molino kirchnerista. “La reacción favorable despertada en torno de Francisco obedece, entre otras causas, a que entronca con los procesos de cambio que se vienen dando en la región”, se podía leer, transmutando al Papa de conservador en progresista. Por no decir bolivariano, que es lo que ayer expresó Fernández al explicar que Francisco le había hablado de la “Patria Grande” latinoamericana. Terminología chavista.
Cualquier movimiento del peronismo y, aún más, del kirchnerismo, hay que leerlo en clave política interna. Desde el conflicto de las Malvinas hasta el nombramiento del Papa. Actualmente, el kirchnerismo no tiene oposición con cara y ojos. El enfrentamiento con Bergoglio se intensificó precisamente cuando el cardenal empezó a reunirse con los líderes opositores. Ahora esos mismos líderes han llegado a pensar ingenuamente que Francisco encabezaría el discurso opositor contra Fernández.
No obstante, la oposición aprovechará cualquier gesto de modestia y austeridad del Papa para arrojarlo contra la presidenta, que no se caracteriza por esos atributos. Aunque de momento no está previsto que Fernández tome taxis y deje de usar cada día el helicóptero para ir de su residencia a la Casa Rosada.