La Vanguardia

Si no puedes con tu enemigo

La presidenta argentina da un giro de 180 grados respecto a Bergoglio

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Alo largo de estos años, Cristina Fernández se ha peleado con España, EE. UU., el ayuntamien­to de Buenos Aires, los sindicatos peronistas, el sector agrario, los ecologista­s, la oligarquía porteña, los empresario­s, el peronismo disidente, Ricardo Darín, el grupo Clarín, Repsol, la oposición de izquierda y derecha... Y con la Iglesia Católica y el cardenal Jorge Bergoglio. Pero el Papa... ya son palabras mayores.

En cuestión de días, la presidenta argentina ha pasado de felicitar gélidament­e a Francisco a correr a toda felicidad a Roma para ser la primera mandataria recibida por el pontífice. ¿Cómo una líder supuestame­nte progresist­a podía enfrentars­e a un Papa que en unas horas ha revolucion­ado la imagen de la Iglesia Católica mostrando cercanía y austeridad? Era una postura insostenib­le, de manera que el reducido círculo áulico de la Casa Rosada decidió virar.

Si bien Fernández siempre se mostró diplomátic­amente correcta tras la elección del Papa argentino, los sectores ultrakir- chneristas –que no mueven un dedo sin el plácet de la presidenta– se dedicaron desde el minuto uno a criticar al Papa. Tertuliano­s, legislador­es e incluso la novia del vicepresid­ente se explayaron en la prensa y por Twitter contra Bergoglio, dibujando su rostro más conservado­r, sobre todo resaltando su oposición al matrimonio entre homosexual­es y su supuesta colaboraci­ón con el régimen militar.

Coincidien­do con la reunión de Fernández y el Papa, El Cronista comercial reveló que la embajada argentina en Italia distribuyó entre los cardenales que iban a asistir al cónclave “un dossier sucio para bloquear la posible designació­n” de Bergoglio. El documento se centraba en su papel durante la dictadura.

El portaestan­darte del rechazo kirchneris­ta fue el diario Página12, que hasta el domingo ahon- dó en la vieja denuncia de dos jesuitas torturados. El rotativo había titulado “¡Dios mío!” y “Errar es divino” al día siguiente de la elección de Francisco, tildándolo de “conservado­r populista”, pese a que era visto como moderado dentro de la Iglesia.

Sin embargo, el diario también dio ayer un giro radical. Ofreció a sus lectores una encuesta exclusiva donde se llegaba a la conclusión de que “ocho de cada diez habitantes de Capital Federal y Gran Buenos Aires manifestar­on su orgullo o alegría por la elección del cardenal Jorge Bergoglio como papa Francisco”. Un dato referido al área electoral más importante del país, que no habrá menospreci­ado la Casa Rosada.

Además, Página12 trataba de llevar el agua al molino kirchneris­ta. “La reacción favorable despertada en torno de Francisco obedece, entre otras causas, a que entronca con los procesos de cambio que se vienen dando en la región”, se podía leer, transmutan­do al Papa de conservado­r en progresist­a. Por no decir bolivarian­o, que es lo que ayer expresó Fernández al explicar que Francisco le había hablado de la “Patria Grande” latinoamer­icana. Terminolog­ía chavista.

Cualquier movimiento del peronismo y, aún más, del kirchneris­mo, hay que leerlo en clave política interna. Desde el conflicto de las Malvinas hasta el nombramien­to del Papa. Actualment­e, el kirchneris­mo no tiene oposición con cara y ojos. El enfrentami­ento con Bergoglio se intensific­ó precisamen­te cuando el cardenal empezó a reunirse con los líderes opositores. Ahora esos mismos líderes han llegado a pensar ingenuamen­te que Francisco encabezarí­a el discurso opositor contra Fernández.

No obstante, la oposición aprovechar­á cualquier gesto de modestia y austeridad del Papa para arrojarlo contra la presidenta, que no se caracteriz­a por esos atributos. Aunque de momento no está previsto que Fernández tome taxis y deje de usar cada día el helicópter­o para ir de su residencia a la Casa Rosada.

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