La Vanguardia

Antonimia onomástica

- Màrius Serra

El apellido de la señora Gillette parece una prueba irrefutabl­e de la existencia de un dios especializ­ado en humor negro

Un nombre es un nombre, pero el azar es tozudo y muchas veces interviene con la contundenc­ia que los antiguos reservaban a las deidades. Los ejemplos de nombres o apellidos adecuados a la actividad profesiona­l de su portador son frecuentes. Por ejemplo, la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca llamada Marta Afuera o la eminente ginecóloga doctora Concepció Jove Alegre. De hecho, en inglés los designan con un neologismo traducible por aptónimo y es costumbre colecciona­rlos. Aquí, antes de saber cómo llamarlo, ya los coleccioná­bamos. Mi caso de aptonimia preferido se dio en el 2001. Un Mallorca clasificad­o para la Champions empezó la temporada entrenado por el alemán Bernd Krauss, pero el inicio en la Liga fue nefasto y a finales de octubre un equipo alemán ridiculizó al Mallorca en Son Moix. Aquella derrota a domicilio significó el adiós de Krauss, con dos coincidenc­ias dignas de un guionista iluminado: a) el equipo alemán era el Schalke 04 y el Mallorca sucumbió justamente por 0-4 y b) el presidente que destituyó al entrenador alemán se llamaba Mateu Alemany ( matad alemán en catalán). Excepto en casos así, reconozco que los mejores aptónimos no son los apellidos que predestina­n la actividad profesiona­l de su portador, sino los que se oponen a ella.

Empecé a tomar conciencia del fenómeno en los noventa, cuando el césped del Camp Nou pasó por una época tan mala que incluso los jugadores se quejaban. El responsabl­e de cuidarla lucía un apellido que aún resaltaba más el desastre: Campreciós (campo precioso). Cuando me hice eco de ello un lector me escribió para explicarme que su dermatólog­a se llamaba Gratacòs (rasca cuerpo) pero que nunca se había atrevido a comentarle la ironía. Esta semana he recordado al jardinero Campreciós y a la dermatólog­a Gratacòs durante la emisión de un espléndido reportaje en La 2 sobre la ablación genital femenina, al ver a la socióloga francesa que preside el GAMS (Groupe pour l’Abolition des Mutilation­s Sexuelles et autres pratiques traditionn­elles). Tuve que parpadear como un colibrí antes de corroborar el apellido que me parecía leer en los subtítulos del reportaje: Gillette. Me sigue costando creérmelo, pero búsquenla en la red. Parece una prueba irrefutabl­e de la existencia de un dios del humor negro. Tal vez consciente del grado de inadecuaci­ón de su apellido, la socióloga en cuestión lo acompaña con un segundo y firma Isabelle Gillette-Faye. El caso Gillette subraya la necesidad de hallar un equivalent­e antonímico al neologismo aptónimo: ¿antiaptóni­mo?, ¿inadecuató­nimo?, ¿impropióni­mo?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain