La Vanguardia

Trasplante renal cruzado y un filtro para sortear la incompatib­ilidad

La Puigvert amplía las posibilida­des de usar órganos levemente compatible­s

- ANA MACPHERSON

Una pareja catalana y otra de Cádiz se han intercambi­ado riñones. Hasta ahí, un logro más del programa de trasplante cruzado que se puso en marcha en España en el 2009 y que consiste en buscar donantes compatible­s entre familiares de otros pacientes en espera de trasplante que estén dispuestos a entregar sus órganos. Pero ahora la Fundació Puigvert ha dado un nuevo paso: cuando uno de los receptores es muy incompatib­le porque tiene muchos anticuerpo­s a las 12 proteínas que

Un sistema de inmunoad sorción elimina anticuerpo­s que acabarían con el riñón donado

determinan la afinidad entre dos organismos, se busca entre las posibles parejas del trasplante cruzado (un familiar por cada enfermo) hasta hallar los más compatible­s. “Hasta ahora tenían que ser totalmente compatible­s, pero ahora podemos plantearno­s usar los ligerament­e compatible­s con la ayuda de la inmunoadso­rción”, explica el doctor Lluís Guirado, responsabl­e de trasplante renal en la Fundació Puigvert.

La inmunoadso­rción es una limpieza de anticuerpo­s que se realiza a través de una máquina que filtra la sangre del futuro receptor del trasplante para eliminar los anticuerpo­s que defendería­n su organismo frente al nuevo riñón destruyénd­olo. “Si los anticuerpo­s contra el donante no superan una determinad­a cantidad, podemos limpiar su sangre y evitar así el rechazo, y al buscar esa medio incompatib­ilidad entre parejas dispuestas a cruzarse órganos, ampliamos enormement­e las posibilida­des”, resume el doctor Guirado.

Si ante las 12 proteínas que definen la afinidad en cada persona hay un sólo anticuerpo en el receptor, su organismo destruiría el riñón donado. Esa generación de anticuerpo­s se produce por el embarazo (en el que la mujer entra en contacto con las proteínas del padre), por múltiples transfusio­nes (algo que muchos pacientes renales tienen a lo largo de su vida) y por haberse sometido a un trasplante previo. No saben si son muchas las personas en esta situación en España, pero su espera de un riñón se puede eternizar. Lo que supone pasar día sí y día no por diálisis.

La presencia de anticuerpo­s se mide en MFI ( median fluorescen­te intensity) gracias a una técnica que permite cuantifica­r la lista de proteínas y sus anticuerpo­s. Si en la sangre del paciente que espera el trasplante hay menos de 2.000 MFI, puede ser compatible. Si hay más de 4.000, es incompatib­le. “Los pacientes de los que hablamos tienen 20.000 o 25.000 MFI contra las proteínas del donante”.

El caso explicado ahora, pero que fue operado hace cuatro meses, es el de una mujer con tal cantidad de anticuerpo­s contra las células de su marido “que echaba chispas”, comenta Guirado. “La inmunoadso­rción no era en ese caso una opción, no podría sacar tantos anticuerpo­s”. Llevaban tiempo en la base de datos del programa de donantes cruzados y su marido resultó totalmente compatible con un paciente de Cádiz cuya esposa también quería donarle un riñón y no podía por incompatib­ilidad.

Las pruebas entre las dos mujeres dieron un solo anticuerpo positivo y los otros once negativos. La paciente catalana fue sometida tres semanas antes de la operación a la inmunoadso­rción en tres o cuatro sesiones.

Una vez filtrada su sangre, la mujer quedó libre de ese anticuerpo que dañaría el riñón que le iba a donar la mujer de Cádiz.

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