La Vanguardia

Más obstáculos para la moción a Albiol

CiU y PSC no dan todavía por rotas las negociacio­nes

- LUIS BENVENUTY

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Los convergent­es ven más complicado que nunca apoyar la moción de censura que derroque al alcalde de Badalona, el popular Xavier García Albiol. La reunión de ayer no mitigó el pesimismo con el que los nacionalis­tas salieron del encuentro del viernes. Hoy el PP está más cerca de conservar el poder en la tercera ciudad de Catalunya. Las diferencia­s entre los adversario­s de Albiol aumentan día a día. Sólo un giro tan radical como inesperado de sus posturas revertiría la situación.

Además, los últimos vaivenes de la política barcelones­a, catalana y española, los mismos que no hace mucho llevaban al polémico García Albiol a una situación delicada, ahora se antojan mucho menos virulentos.

Las negociacio­nes de los representa­ntes de CiU en Badalona con los del PSC e ICV-EUiA siguen abiertas. Mañana volverán a verse las caras. Socialista­s y ecosociali­stas, las formacione­s que desde un principio se manifestar­on más partidaria­s de acabar con la etapa de Albiol, se muestran optimistas de

Los resultados de una encuesta desaconsej­an a CiU un pacto con el exalcalde Serra

cara a los micrófonos. Pero tanto CiU como PSC e ICV-EUiA no sólo difieren el nombre del nuevo alcalde, sino también en cuál debe ser su perfil. Además, discrepan en la estructura del gobierno que dirija, en su materializ­ación. Y lo que es aún más grave, en su espíritu.

Los socialista­s quieren ser fieles a su tradición y a sus bases, y los nacionalis­tas, romper con el pasado que condujo a García Albiol a la alcaldía. Según los convergent­es, reeditar antiguos pactos supondría caer en viejos errores. Y para eso no cuentan con el apoyo de la gente. Al menos eso es lo que le dicen sus encuestas. Además, y aunque las negociacio­nes en Badalona arrancaron hace una semana sin interferen­cias, a pesar de que las conversaci­ones iban a leerse en clave principalm­ente local, las últimas derivas de las relaciones entre CiU-PP en Barcelona, Catalunya y España no alimentan un incremento de las hostilidad­es. Ninguna de las dos formacione­s quiere que el Ayuntamien­to de Barcelona caiga en una parálisis, y poco a poco se avienen en cuestiones fundamenta­les para la capital. Y el propio president Mas quiere abrir nuevas vías de diálogo con la Moncloa. Arrebatar al PP su principal gobierno en Catalunya sin un verdadero proyecto alternativ­o no parece lo más convenient­e.

El tímido acercamien­to de los convergent­es de Badalona a socialista­s y ecosociali­stas sólo ha puesto de manifiesto que están de acuerdo en cuestiones tan esenciales como simbólicas, como que en la ciudad hacen falta más becas comedor. Cada vez que tratan de ir más allá de generalida­des, saltan chispas.

La reunión de ayer ilustró cómo las tres formacione­s discrepan en cuántos ediles han de constituir el nuevo gobierno, cuántos cargos de confianza deben tener, incluso cuántos distritos tienen que dividir la ciudad… Unas discrepanc­ias que vienen a reforzar la gran barrera.

Los socialista­s quieren que el nuevo alcalde sea el exalcalde Jordi Serra (PSC). Y los convergent­es no quieren reeditar el pacto del 2007.

Según encuestas que manejan los nacionalis­tas, hay más badalonese­s en contra de la moción que a favor. Además, los estudios también indican que, entre los partidario­s de la moción, el treinta por ciento no sabe quién le gustaría que fuera el próximo alcalde o no tiene claro que al menos no debe ser ninguno de los actuales líderes de la oposición. Y el dato que más frena a los convergent­es a la hora de apoyar a Serra: es el líder con menos apoyo entre sus votantes.

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MARC ARIAS / ARCHIVO Ferran Falcó, el jefe de filas de CiU en Badalona, en primer término

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