Las escuelas de la Vall d’aro potencian a los alumnos sobresalientes
Una treintena de alumnos aventajados de primero y segundo de ESO del IES Ridaura de Castell d’Aro amplían sus conocimientos de catalán, castellano, matemáticas e inglés fuera del aula ordinaria. A los de 4º de ESO con buen currículum se les sugiere que elijan entre las asignaturas optativas, ampliación de física, de matemáticas, de literatura o robótica. Y unos cuarenta niños avanzados de primaria y secundaria de cinco centros educativos de la Vall d’Aro reciben alguna asignatura con niños de edades superiores o han saltado de curso.
Medidas como estas forman parte del plan para la excelencia educativa de los centros de la Vall d’Aro, una iniciativa pionera en España –según explican sus impulsores– que quiere fortalecer el rendimiento de todos alumnos, no sólo de los que presentan más dificultades en el aula sino también de los que tienen más capacidades o los que rinden por debajo de lo que deberían hacerlo. Al mismo tiempo, el plan pretende mejorar los resultados académicos de los centros y ampliar la franja de alumnos con buenas notas.
El director del IES Ridaura, Lluís Vinyas, explica que los alumnos de 1º y 2º de ESO han incrementado “en dos o tres décimas” los resultados académicos desde que se puso en marcha el plan, hace un año.
El programa se trabaja desde primaria. Los niños de 6
Un plan educativo pionero quiere ampliar el número de alumnos con buenas notas
años de todos los centros participantes han pasado un test para detectar su capacidad intelectual y, a partir de aquí, el centro ha creado actividades e itinerarios para reforzar los conocimiento de los niños. Esta metodología permite agruparlos por competencias y no por edad o hacer talleres para reforzar la creatividad. “Queremos que cada niño alcance el máximo de potencial de aprendizaje”, detalla el director territorial de Ensenyament en Girona, Albert Bayot.
El inspector de educación y catalizador del plan, Àngel Guirado, asegura que en las escuelas hay alumnos que podrían rendir mucho más de lo que lo hacen y otros altamente capacitados que muchas veces pasan desapercibidos. “Si no somos capaces de detectarlos, puede haber una pérdida de capital humano y intelectual muy grande, que el país no se puede permitir”, alerta.