La Vanguardia

Obama y miss Israel cenarán juntos

Aynaw, nacida en Etiopía, primera reina de belleza negra

- HENRIQUE CYMERMAN Jerusalén Correspons­al

Para la bella joven israelí nacida en Etiopía Yityish Aynaw, conocida como Titi, la invitación personal de la Casa Blanca para reunirse en Jerusalén con el presidente de Estados Unidos es una versión moderna de Cenicienta.

“Hace diez años yo aún caminaba descalza por las calles de Gondar en mi país natal, y ahora acabo de ser elegida miss Israel y además Obama me propone cenar con su delegación en la residencia del presidente Shimon Peres. Nunca me imaginé que algo así me pasaría”, afirmó ayer la joven, de 22 años, a La Vanguardia. Y luego confesó: “Me tiemblan las piernas de emoción”.

Yityish perdió a su padre cuando tenía dos años en la guerra de Etiopía. Su madre la crió a ella y a su hermano, pero cuando la chica tenía 12 años, enfermó y falleció. Los dos huérfanos fueron enviados a la casa de una tía y poco después, en el 2003, emigraron solos a Israel. Los dos crecieron internos en un colegio y Titi se ocupó de su hermano.

Hace un mes decidió participar en el concurso de miss Israel y se convirtió en la primera reina de belleza israelí de origen africano.

En el colegio, Titi escribió un trabajo final en la materia de inglés dedicado a Obama, al que definió como “mi inspiració­n”. “Tenemos una historia parecida. Ambos tuvimos que empezar de la nada y luchar con toda la fuerza”, explicó.

El equipo de la Casa Blanca que preparó el viaje a Israel de tres días de duración de Obama, descubrió que la nueva miss israelí se declaró gran admiradora de Martin Luther King. Por eso decidieron que ella sería uno de los 120 afortunado­s que acudirán mañana a la cena presidenci­al en la residencia del jefe de Estado israelí. Los enviados de la Casa Blanca llamaron a los líderes de la comunidad etíope de Israel para conseguir el contacto de la joven. Cuando los norteameri­canos llamaron por teléfono a la recién elegida miss Israel para preguntarl­e si estaba dispuesta a acudir a la cena con Obama, Yityish creía que se trataba de una broma. De los miles de israelíes que en las últimas semanas movieron montañas para ser invitados, solo los principale­s ministros, escritores, diputados, generales, premios Nobel y exjefes del Estado Mayor del ejército lo consiguier­on finalmente. La joven cumplió el servicio militar obligatori­o en Israel de dos años y luego trabajó para ahorrar y poder visitar las tumbas de sus padres en Gondar, donde descubrió que el cementerio había sido destruido. No se marchó hasta que las tumbas de sus padres fueron reparadas. Titi subraya que su nombre, Yityish, quiere decir en etíope “mirar al futuro”. “Eso es lo que pretendo hacer con mi nueva vida, después de conocer a Obama”. Y resume: “Para mí, Obama, el primer presidente negro de EE.UU., es un modelo y prueba que todo ser humano puede llegar a la cumbre, sin diferencia­s de sexo, raza ni religión”.

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