Dra. Teresa Forcades: “El problema sanitario más grave es la privatización. La salud no puede ser un negocio”
Nos monasterio, recibe en una donde sala el del tiempo limitado que nos ofrecía se alarga en detrimento, suponemos, de una segunda entrevista que tenía programada para la televisión. Debe ser usted la primera mujer postulada como Papa, aunque haya sido por la CUP. Pues a lo mejor no. Está la papisa Juana, de la que no sabemos nada. Además, si algo aprendí con mi libro sobre teología feminista en la historia es hasta qué punto son limitados los estereotipos actuales. A poco que investigas, todo son sorpresas. La primera médica postulada seguro que sí. ¿Por qué abandonó la carrera en EE.UU.? No fue fácil, sabía que pasar a estudiar Teología me alejaba de un futuro con más prestigio. No me considero materialista, pero sentí angustia, como si me suicidara existencialmente. Me di cuenta de que somos muy vulnerables y necesitamos de los demás.
En todo caso aún ejerce de médica aquí. No, no existe tal cargo. Fui la enfermera hasta hace poco, un cargo como el de tesorera o portera, que no precisa titulación aunque algunas hermanas la tengan. Su función es cuidar de las enfermas. Ahora solo visito una vez a la semana, a las que me lo piden. ¿Por qué el doctorado en medicinas alternativas? Porque lo cursé después de entrar en el monasterio y comprobar la importancia que tenían aquí las hierbas, la homeopatía, el tapping... Las hermanas me preguntaban y yo no tenía ni idea. También influyó que antes había participado en un estudio sobre el método Tomatis, dentro de cuyo marco encuesté a los estudiantes de medicina sobre el uso de alternativas. Resultó que una cuarta parte las usaban para paliar el estrés por exámenes, para lesiones, migrañas...
Pero la institución era impermeable. Además los estudiantes que aspiraban a profesores universitarios multiplicaban por nueve la probabilidad de una imagen negativa. La institución se blinda y marca la línea ideológica.
¿Se siente parte del colectivo médico? Sí, totalmente, como me siento parte de la Iglesia.
Ambos parecen reticentes a los cambios. Es que la visibilidad pública la tienen unos representantes con acceso a los medios.... pero ellos no son la Iglesia ni los médicos. Yo me siento parte del colectivo vivo de la Iglesia y del colectivo vivo de las médicas y médicos de familia, internistas, especialistas... esparcidas por el territorio y alarmadas por lo que está aceptando su cúpula dirigente.
¿El problema más grave?
La privatización.
¿Más que la excesiva medicalización? Sí, porque aquella es la causa. ¿Quién querría vender más medicinas si no hiciese negocio? Aunque la medicalización tiene raíces más complejas. La gente busca seguridad en un momento de crisis de referentes espirituales. Estar lo más sano posible se ha convertido en el principal objetivo para muchos. ¿Un tipo de hipocondría? Más allá, algo que da sentido a la vida: “¿Para qué vivo? Para vivir más tiempo, para no estar enferma”. Es un modo de cubrir un vacío. Pero si no implicara un gran negocio, sería algo minoritario. De ahí que se nos estimule al chequeo constante. Incluso se están regalando escáneres de todo el cuerpo. ¡Vaya regalo! Te encuentran un tumorcillo y ya estamos, un drama... cuando algunos se curan solos. Yo creo que la salud no puede ser un negocio. Si permites el lucro con los enfermos, alimentas una fuerza que quiere enfermos, y eso no es inocente. Cuentan que los médicos chinos cobraban cuando el empera“Al permitir el lucro con los enfermos, alimentas una fuerza que quiere enfermos, y eso no es inocente” “Jesús muestra que hay una dimensión trascendente que si no está bien orientada es causa de tensión” dor estaba sano, pero les cortaban el cuello cuando estaba enfermo. Eso no estaría mal.
Los médicos, ¿nuevos guías espirituales? Algo así vemos en las agonías. No digo que se tenga que llamar al cura, pero es que hoy los familiares solo están pendientes del oxígeno, la medicación... No se trata de pronunciar un discurso como en el cine, pero una mirada, un silencio, una canción si en la familia se canta como aquí, cualquier ritual que acompañe al que se va. Es un momento de toma de conciencia. ¿Hay un mensaje a la medicina del Jesús sanador de males físicos y psicológicos? A mi me sugiere una crítica al dualismo. Es cierto que la medicina no puede confundir cuerpo y espíritu, es decir, no es lo mismo una hepatitis que un sentimiento de angustia, pero toda enfermedad tiene un componente emocional, mayor cuanto más crónica. Y si no tratas al paciente como un todo ejerces una medicina deficiente. Jesús muestra que hay una dimensión trascendente que si no está bien orientada es causa de tensión, contradicciones, frustraciones y, al final, enfermedades.
¿Su mejor recuerdo como médica? Una enferma obesa a la que exploré en Terrassa según el protocolo y que me envió un poema. Me decía que nadie le había tocado nunca la barriga y me agradecía el respeto con que lo había hecho.