La Vanguardia

El pingüino de Bruni, ¿recurso de marketing?

Hollande se toma con humor la alusión de la cantante a su persona

- ÓSCAR CABALLERO París Servicio especial

Es un animal simpático; podría haberme tocado algo peor”, fue al parecer la respuesta del presidente Hollande al amigo que se escandaliz­ó por la supuesta indirecta de Carla Bruni. En un tema con doble intención de Little french songs, el disco que publica el próximo 1 de abril, la ex primera dama se burla de un pingüino “con aires de soberano / pero sin los modales de un príncipe”.

El rumor: ese pingüino sería el actual presidente. Su descortesí­a: no haber acompañado a la entonces primera dama, y a Nicolas Sarkozy, hasta el coche oficial, cuando abandonaba­n el Elíseo.

En francés, pingüino es un don nadie. Y para precisar su ataque, la cantante, de afilada pluma, describe: “No es feo ni es guapo / el pingüino / no es alto ni es bajo: / ni frío ni calor / El pingüino: ni sí ni no”. Aclaración: durante la última campaña electoral, la derecha trató a Hollande de “señor ni sí ni no”...

Lo curioso, como ya señaló La Vanguardia, es que el matutino Le Figaro haya dedicado una página de política al tema. Y convertido el rumor en noticia: “Sin nombrarlo –afirmó el diario– la ex primera dama trata a François Hollande de pingüino en su próximo disco”. Y en LeFigaro.fr lanzó esta pregunta. “La canción de Carla Bruni que alude a François Hollande, ¿es para usted demasiado irrespetuo­sa?”. Un 76% de los 52.625 internauta­s interesado­s, y que por ciento no habían escuchado aún la canción, respondió “no”.

Evasiva, Véronique Rampazzo, empresaria de Bruni, culpó a los periodista­s de “ver una alusión a un hombre político”. Y previno que en otro corte aparece la palabra Sofi- tel, pero “no se refiere al caso de Strauss-Kahn, pues la canción fue compuesta un año antes del suceso”.

Ayer, Jean-Pierre Raffarin, ex primer ministro de la derecha –distanciad­o de Nicolas Sarkozy–, rindió homenaje a “la libertad creativa” de Bruni. Aunque, matizó, “en esa letra parece haber un poco de mala intención”.

Carla Bruni, que suele rasguear la guitarra Gibson que en abril del 2009 le regaló Michele Obama, repite por su parte que dejó atrás la vida política. Y Sarkozy –Raymond, en sus letras– insiste en que el Elíseo perjudicó la carrera de la cantante.

Pero, con tanta mala intención como la que Raffarin atribuye a Bruni, la periodista política Anna Cabanna concluyó, en la muy vista cadena de informació­n continua BFM, que la redundanci­a en el tema sería un recurso desesperad­o de marketing. Según ella, “cuando a finales de enero lanzaron en la red un corte del disco sin doble intención política, nadie se interesó”.

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GETRESONLI­NE Sarkozy y Bruni y, al fondo, Hollande
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