“¡No iba a revelar la cuenta en Suiza! ¡Es de sentido común!”
Bárcenas confesó al juez que engañó al Senado con su patrimonio
Luis Bárcenas no se cortó ante el juez Pablo Ruz, cuando el 25 de febrero declaró como imputado por el caso Gürtel. Según la transcripción de aquella comparecencia, proporcionada ayer a los letrados, el extesorero del PP se refirió a la ocultación de su patrimonio en Suiza como a lo más normal del mundo. Cuando el fiscal le preguntó por qué negó que tenía una cuenta en ese país durante un interrogatorio anterior, él respondió: “Evidentemente, tenía que negarlo. ¡No voy a decirle que tenía una cuenta en Suiza cuando no se sabía! ¿No? ¡Es de sentido común!”.
Bárcenas contestó de igual modo cuando el fiscal quiso saber si, además de al juez y a la Hacienda Pública, también escondió los 38 millones que llegó a acumular en el extranjero cuando, en el 2004 y en el 2008, le tocó presentar su declaración patrimonial ante el Senado como miembro de la Cámara: “¿Declarar las cuentas fuera?”, se extrañó. “Lo que recoge la declaración de patrimonio son los ingresos percibidos en España;, ninguna cuenta en el extranjero. Pues no la voy a poner en la declaración de…” (no se le oye, pero se infiere que alude a la propia declaración)”.
Sin llegar a convencer al ministerio público ni al juez, Bárcenas atribuyó el espectacular aumento de su patrimonio a su habilidad para los negocios y la bolsa. “¿De qué se nutrió ese incremento?”, inquirió el juez. “Fundamentalmente, de las inversiones –respondió él– Habré tenido la fortuna de acertar en las operaciones de compraventa de títulos. Creo que ya lo explicó mi letrado: acertaba muchísimo”.
Algo más humilde se mostró al respecto cuando volvió sobre el asunto para, entre balbuceos, acabar confesando el montante de 38 millones que amasó en el exterior: “Yo creo que el saldo máximo que yo he podido haber teni- do en esas cuentas.... Pero es que claro, las cosas... A mí lo que me preocupa es el tema mediático. Porque aquí da la impresión de… ¡Y yo no tengo la culpa de que en el 2007 la bolsa estuviese donde estuvo! Yo no vendí, ¿eh? Y ahora está donde está”.
Bárcenas habló de otras variopintas inversiones y retribuciones de negocios que le habrían ayudado a ganar dinero a espuertas. Como los 150 millones de pesetas que percibió, según él, como “comisión de éxito” por distribuir “un producto químico que actuaba sobre terrenos arcillosos que permitían la solidificación de la tierra sin necesidad de aplicar capas de balastro”. O los 15 millones de pesetas que habría
cobrado por la cesión a una empresa china de los derechos de fabricación de “una silla novedosa que no existía en el mercado”.
En cuanto a los motivos que lo llevaron a enmascarar su identidad a través de las distintas sociedades extranjeras que utilizó para sus cuentas en Suiza, Bárcenas esgrimió la conveniencia de no aparecer en ninguna parte con su nombre y apellidos desde el momento en que se convirtió en senador, en el 2004... Y, como tal, en “persona políticamente expuesta”. Pero añadió que, “ante el robo de documentación en un banco, llegar a quién es la persona final es más complicado” si se interpone una sociedad pantalla. E insistió en la misma idea aludiendo concretamente a los datos sustraídos en Suiza por el exempleado del HSBC Hervé Falciani: “Para comunicar una cuenta como la de la lista esta que hemos visto que compraron las autoridades alemanas, donde figuran desde Emilio Botín hasta 18 personas más, es mucho más sencillo comunicarlo si son personas físicas que si son sociedades o fundaciones”.