En busca del público perdido
El sector teatral pide bajar el IVA y explora fórmulas para recuperar audiencia
Grave. Muy grave. Cercano al estado de coma. Las empresas de teatro y danza de toda España han convocado para mañana en Madrid una rueda de prensa bajo un título que no deja espacio para la imaginación: La grave incidencia de la crisis en el sector de las artes escénicas. Una incidencia que se ha disparado desde septiembre, cuando el IVA de las entradas para espectáculos pasó del 8 al 21%. Así, entre el IVA y la crisis, el teatro de Barcelona ha sufrido un descenso del 30% en estos meses. Faeteda, la federación estatal de asociaciones de empresas de teatro y danza, pedirá al gobierno, con los números en la mano, la vuelta a un IVA reducido. Pero por si el ministro Montoro sigue diciendo que no, el lunes en el Pati Manning barcelonés se celebró una concurrida reunión bajo otro título que tampoco dejaba lugar a las dudas: fórmulas para atraer público al teatro.
Convocados por la Associació d’Actors i Directors Professionals de Catalunya, habló gente que evidenció la precariedad de la situación actual, la teatral y la social, como cuando el nuevo director general de Creació i Empreses Culturals del Departament de Cultura, Jordi Sellas, dijo que sus acciones inmediatas irán orientadas al corto plazo “porque se nos está acabando el tejido cultural del país”. O como cuando la representante de un teatro explicó que está muy bien recordar que hay que educar al público infantil, pero que ella tiene llamadas desesperadas de profesoras que le piden que no hagan más campañas de teatro escolar porque luego se encuentran a los padres en los pasillos del colegio y les dicen que tienen 20 euros para pasar el mes y que no pueden dar tres euros para cada una de las entradas de sus tres hijos. En fin, que es un momento para aplicar la creatividad, como decía el subtítulo del encuentro.
Creatividad como la que utilizó Quim Marcé, del teatro de Bescanó, para sortear el nuevo IVA: puso a la venta en el teatro zanahorias –que tienen un IVA del 4%– con las que regalaban las entradas a la obra. Su acción logró repercusión mundial, pero, confesó, aún así les costó colocar las entradas para las funciones para las que utilizaron el ardid. Lo que intentan sobre todo, contó, es fidelizar al público y, en vez de en más publicidad, invierten en regalar algunas entradas para espectácu- los poco conocidos al comprar las de otro: el espectador está más satisfecho y corre la voz sobre la obra menos popular.
Otra fórmula de éxito en los últimos tiempos ha sido la de la taquilla inversa: el espectador reserva las entradas y paga a la salida el precio que considera justo. Pero Toni Casares, de la Sala Beckett, y Arnau Marín, que actúa en Si no paguen, no paguem en el Tantarantana, que utilizan la fórmula, mostraron que si bien ayuda a llamar la atención sobre el problema del sector, no siempre llena las salas: al Tantarantana, que lo aplica por primera vez, le
El número de hectáreas en Catalunya dedicadas a la agricultura ecológica se ha multiplicado por casi nueve entre los años 2000 y 2011, según datos del Consell Ca- talà de la Producció Agrària Ecològica (CCPAE), un órgano creado en el año 2000 y tutelado por el Departament d’Agricultura de la Generalitat. Entonces había 10.827 hectáreas de terreno, mientras que en el 2011 se ha lle- gado a la cifra de 92.435 hectáreas.
Según el responsable de agricultura y ganadería ecológica de la comisión permanente del sindicato agrario Unió de Pagesos (UP), Carles Mencos, el auge por este tipo de cultivo se explica por tres razones: “Cada vez hay más concienciación de los productores en trabajar la tierra de forma menos agresiva, sin contaminantes; se apuesta más por una alimentación sana y ven en la producción ecológica una salida a los problemas económicos de la payesía”. El responsable del área de comunicación y relaciones institucionales del CCPAE, Daniel Palomino, agrega otras razones. Por una parte, las ayudas a la agri- cultura ecológica que ha promovido la Generalitat en la última década, que han hecho que muchos agricultores y ganaderos hayan optado por las etiquetas ecológico, biológico o orgánico.
Los productores con este sello tienen la obligación de registrarse en el CCPAE y el organismo realiza como mínimo una visita anual a la granja, explotación o cultivo para comprobar que se cumplen todos los requisitos necesarios. Además, antes de lan-
zar un producto al mercado el CCPAE controla, hace un seguimiento de la trazabilidad del producto y da la autorización para que se pueda comercializar con la etiqueta ecológica.
El principal cultivo ecológico en Catalunya es la viña, seguido de los olivares y los campos de cereales. Paralelamente, también ha crecido el número de productores, pasando de los 327 a los 1.494. A pesar de que el Estado español es uno de los que tienen más hectáreas de producción biológica, el consumo es muy bajo. En Catalunya se sitúa entre el 1%y 2% y en España la cifra es algo inferior. Nada que ver con otros países del norte y centro de Europa, donde el consumo de este tipo de alimentación está mucho más arraigado, lo que convierte a España en un importante exportador. Entre un 30% y 40% de lo que se produce se dirige a mercados exteriores. En algunos cultivos, como el aceite o el vino, el porcentaje es mucho mayor. Unas diferencias que, según Emili Aguilera, responsable nacional de los sectores de agricultura y ganadería ecológica de UP, se atribuyen al hecho de que los “países europeos han tenido más apoyo desde el punto de vista de promoción y fomento por parte de la Administración” y por el hecho de que “nos llevan años de ventaja, ya que a mediados del siglo XX, en 1950, empezaron a hablar de agricultura ecológica”.