Chipre prolonga el cierre de los bancos hasta el martes
La Iglesia ortodoxa se ofrece a hipotecar sus propiedades para salvar la economía de la isla
Chipre, en una situación de bloqueo financiero, ha decidido mantener cerradas las sucursales bancarias y, con ello, el acceso de los ciudadanos a sus ahorros, hasta el próximo martes. La esperanza es encontrar una solución antes de esa fecha y evitar así un caos bancario en el país.
Después del portazo llega inexorable el ¿y ahora qué? Chipre luchaba ayer a contrarreloj para encontrar un plan B que le salvase de la bancarrota, tras el rechazo del Parlamento a la tasa sobre los depósitos bancarios exigida por la troika a cambio de un préstamo de 10.000 millones de euros.
En un ambiente de gran incertidumbre, las autoridades anunciaron que los bancos permanecerán cerrados hasta el martes. Tras cinco días de corralito parcial, se comienzan a detectar problemas de liquidez. Los cajeros automáticos funcionan, pero las transferencias están bloqueadas y los negocios sufren. “Mis proveedores no aceptan cheques, así que no tengo más remedio que dejar de aceptar efectivo entre mis clientes”, explicaba Catherine Selear, dueña de una tienda de vestidos de fiesta. El presidente de la asociación de propietarios de gasolineras advirtió que muchas estaciones ya no pueden aceptar el pago con tarjeta.
“No tenemos días ni semanas, sólo tenemos unas horas para salvar nuestro país”, declaraba el número dos del partido gubernamental Disy, mientras el consejo de ministros mantenía una reunión de emergencia, entrada ya la noche. El Gobierno se proponía hoy someter a votación en el Parlamento el nuevo plan.
El presidente, Nikos Anastasiadis, se pasó el día encerrado con los equipos técnicos de los partidos y representantes de la troika. Mientras, el ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, acudía a Moscú en busca de ayuda.
Chipre necesita desesperadamente vías alternativas para reunir los 5.800 millones de euros que debía recaudar la polémica tasa. Y en quien más parece confiar ahora mismo es en Moscú, con quien comparte la religión ortodoxa y vínculos financieros. Los ciudadanos rusos que tienen un 40% de los depósito hubieran sido los grandes perjudicados si se hubiera aprobado la tasa que exigía la troika y que Moscú se ha tomado como un ataque de la UE a sus intereses. El primer ministro, Dimitri Medvedev, dijo que se han cometido “todos los errores posibles” al abordar la crisis de Chipre y pidió más “reflexión” para no poner en peligro las relaciones ruso-europeas.
Nicosia espera ahora que Rusia le devuelva el favor. No le será fácil. Sarris salió de la reunión con su homólogo ruso con las manos vacías, aunque se quedará en Moscú un día más. Pretende conseguir un préstamo de 5.000 mi- llones, además de una prórroga de cinco años y un interés más bajo para los 2.500 que ya le concedió Rusia en el 2011, después de que la quita en Grecia perforara la banca chipriota.
“Es probable que sólo veamos una parte del acuerdo que se firme finalmente con Rusia”, decía ayer una fuente europea en la isla, que lamentaba que el Eurogrupo “ha empujado a Chipre en brazos de Moscú y lejos de Europa”.
Ayer circularon todo tipo de rumores. Nicosia negó que hubiera llegado a un acuerdo con inverso- res rusos para vender el segundo banco, nacionalizado en un 80%, como había afirmado un medio griego. Se dice también que Gazprom ha ofrecido 4.000 millones a cambio de derechos de explotación en los yacimientos de gas.
El gas, cuya explotación se espera que comience a generar ingresos en el 2017, es la gran baza de Chipre. Se especula con la emisión de deuda o acciones preferentes vinculadas a los beneficios futuros del gas. También está encima de la mesa echar mano de los fondos de pensiones.
Bruselas y el resto de capitales europeas miran con expectación a Nicosia. La Comisión Europea aconseja a Chipre que “preferiblemente” no grave los depósitos por debajo de 100.000 euros pero deja en sus manos la decisión última sobre los tramos del impuesto, informa Beatriz Navarro.
Cualquier nueva propuesta, recordó el ejecutivo comunitario, “debe ser aprobada por el Eurogrupo”. Y debe estar “dentro de los parámetros financieros” marcados por el Eurogrupo: reunir los 5.800 millones de euros sin poner en peligro la capacidad del país de pagar sus deudas, condición clave para prestarle los 10.000 millones de euros. Si no, el FMI no participaría en el rescate. Y automáticamente Alemania y sus aliados se retirarían.