La nueva ‘pax’ americana pasa por Riad
Kerry maquilla el plan saudí del 2002 para hacerlo aceptable ante Netanyahu
Tanto Obama como Netanyahu saben que esta puede ser su última oportunidad de llegar a un acuerdo
En las últimas semanas, el presidente estadounidense, Barack Obama, y su nuevo secretario de Estado, John Kerry, debatieron durante horas sobre cómo desbloquear el punto muerto en el que se encuentran las relaciones entre israelíes y árabes. El presidente opina que tiene algo en común con el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu: para ambos, los próximos años pueden ser su última oportunidad.
Obama quiere intentar convencer a la opinión pública israelí –por encima de la cabeza de Netanyahu– de que la paz y el compromiso con los palestinos es en su propio interés nacional; que lo dice como amigo y que, tal como declaró un destacado periodista judío estadounidense muy allegado a la Casa Blanca, “Obama es el presidente más judío de la historia de Estados Unidos”.
El presidente, que ya vivió en sus propias carnes cuatro años de dialéctica y tensión con Netanyahu y con el líder palestino, Mahmud Abas, tiene una visión más pesimista, quizás más pragmática. Kerry, a pesar de todo, le convenció de que esta es la prioridad para la política exterior estadounidense, y que hay que hacer todos los esfuerzos para lograr un acuerdo entre palestinos e israelíes en los próximos años.
El secretario de Estado llegó a Jerusalén un día antes que Obama y, cuando este se marche de la región el sábado por la mañana, él volverá a la ciudad para cimentar un nuevo puente diplomático entre Ramala y Jerusalén. En su maletín lleva el llamado plan de paz árabe, ratificado varias veces por la Liga Árabe y conocido anteriormente como el plan saudí del 2002. Ayer Abas pidió nuevamente a la Liga Árabe que respalde esta iniciativa en su reunión de la semana próxima en Qatar. Kerry le ha hecho un lifting al proyecto saudí y pretende colocarlo sobre la mesa de forma directa y resucitar, así, una de las iniciativas más ambiciosas de la historia del proceso de paz en Oriente Medio. Y no quiere hacerlo por medio de la UE o de la Liga Árabe, sino como iniciativa de la Administración Obama. Kerry, que considera que la reanudación del diálogo israelo-palestino mejorará la situación de EE.UU. en el mundo islámico y permitirá la toma de decisiones muy significativas en el desafío nuclear iraní y la cuestión siria, logró que Obama le diera una oportunidad. Según pudo saber La Vanguardia, el presidente acabó contagiado del entusiasmo de Kerry y le dio luz verde. La iniciativa saudí podría convertirse, pues, en la iniciativa presidencial.
El plan del rey saudí del 2002 no es un documento cerrado sino una declaración de intenciones sobre cómo llegar a la paz global de golpe. Si Israel resuelve los conflictos territoriales con sirios, palestinos y libaneses, podría establecer relaciones diplomáticas no sólo con los países de la Liga Árabe, sino con todos los estados islámicos –57, excluyendo solamente a Irán–, que estarían dispuestos a reconocer al Estado de Israel. Para ello es necesario negociar aspectos como la vuelta a las líneas fronterizas de 1967, anteriores a la guerra de los Seis Días; la solución acordada entre las dos partes sobre el problema de los refugiados palestinos basándose en la resolución 194 de la ONU, y el estatus de Jerusalén Oriental como capital de la futura Palestina, entre otros temas.
No se trata de un ultimátum y el rey saudí declaró en el 2002 que todo estaba abierto a la negociación. Kerry dejó claro que Washington pretende “adaptar” el plan a las actuales revoluciones en el mundo árabe y a la realidad cambiante en los territorios palestinos. Por ejemplo, según pudo saber este diario, el secretario de Estado opina que, contrariamente al documento original que habla de las fronteras de 1967 como base de negociación, los palestinos tendrían que aceptar el principio de intercambio de territorios. Es decir, el reconocimiento de tres grandes bloques de asentamientos como parte de Israel y, a cambio, la entrega a los palestinos de un área equivalente.
Durante su visita, Obama y Kerry pretenden verificar las posiciones israelíes y palestinas sobre esta cuestión sabiendo que, en el nuevo Ejecutivo israelí, Netanyahu y los centristas Yair Lapid y Tzipi Livni es posible que estén dispuestos a aceptar ciertas partes del plan, aunque se encontrarán con la oposición de varios ministros, entre ellos el nuevo responsable de Defensa, el halcón Moshe Yaalon.
La semana pasada Kerry se encontró en Riad con el presidente palestino, le presentó el plan y pi- dió a Arabia Saudí que, junto a Egipto y Jordania, apoye a la debilitada Autoridad Nacional Palestina. Sólo con ese apoyo Abas podría aceptar concesiones, como en el tema de los refugiados. Kerry también pidió a Riad que financie las infraestructuras del futuro Estado palestino, ya que la crisis impide que lo hagan Europa y EE.UU. Una de las ideas barajadas en la Secretaría de Estado es invitar al presidente israelí, Shimon Peres, a pronunciar un discurso ante la Liga Árabe o un gesto de la misma magnitud.