Londres prolonga la era de la austeridad con más recortes del presupuesto
Como si siguiera el consejo (o más bien las órdenes) de un oráculo invisible que no se sabe muy bien quién es ni dónde está, y que se limita a repetir como una muñeca de cuerda “recortes, recortes, recortes”, el Gobierno conservador del Reino Unido ha prolongado una vez más y de forma indefinida la era de la austeridad, con unos presupuestos del Estado llenos de pesimismo que enco- gen las perspectivas de crecimiento y eliminan otros 3.000 millones de euros de gasto público.
Pero ni siquiera este nuevo sacrificio, o la congelación del incremento salarial de los funcionarios en un 1%, va a servir para reducir la deuda del Estado, que aumentará hasta un 85% del PIB, según admitió el ministro de Economía, George Osborne. ¿Cuál es entonces su propósito?, preguntó la oposición laborista. Respuesta: que las cosas no sean todavía peores, y Gran Bretaña siga los pasos de Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia e incluso Chipre.
Muy poderosa es la capacidad de persuasión de ese misterioso oráculo cuando el primer ministro, David Cameron, sigue empeñado erre que erre en una austeridad que, además de no dar resultado, se perfila como un auténtico suicidio político. Los sondeos apuntan de manera constante a una mayoría absoluta del Labour en las próximas elecciones generales, aunque de aquí al 2015 pueden pasar muchas cosas. Una de ellas, confía el Gobierno, es que la economía mejore.
Situado en un callejón sin salida, con el país a punto de entrar en una recesión de triple caída, el canciller del Exchequer Osborne tenía poco margen de maniobra de no mediar un cambio radical de rumbo. De modo que se ha limitado a recortar otros 3.000 mi- llones de euros del gasto público (no ha dicho de qué partidas) para financiar un plan de infraestructuras que cree algo de trabajo, aunque el desempleo –en torno al 9%– no es el principal problema del Reino Unido. Otras me-
El gasto público se reduce en 3.000 millones de euros para financiar un plan de infraestructuras
didas de estímulo son la reducción del impuesto de sociedades del 21% al 20%, y la reducción de las tasas sobre la gasolina y la cerveza. El Gobierno ha anunciado un plan para ayudar a los jóvenes a comprar su primera vivienda con hipotecas a interés cero garantizadas por el Estado.
La reacción de la oposición fue previsiblemente negativa, y el líder laborista, Ed Miliband, acusó al Gobierno de “aplicar la misma medicina que se ha demostrado que no funciona”, y de incumplir la promesa de que “los sacrificios serían equitativos y pronto se vería que habían valido la pena”. Aquí lo único que se ve –afirmó– es que “tres años después de que comenzara la austeridad estamos en una carretera que no lleva a ninguna parte, y en un coche que carece de marcha atrás”. El valor de la libra esterlina ha sufrido un varapalo en las últimas semanas, la agencia crediticia Moody’s ha quitado a Gran Bretaña la cotizada calificación de AAA, y en consecuencia los bonos del Tesoro han perdido cotización y al Estado le cuesta más financiarse.