Napolitano sondea vías para romper el bloqueo y dar a Italia un gobierno
Consultas con los partidos en el Quirinal en busca de una mayoría estable
Italia deposita sus esperanzas en Giorgio Napolitano, que roza los 88 años, para que atine a encontrar la mejor fórmula para salir del monumental embrollo en que está metida. El presidente de la República necesitará todo lo aprendido en casi siete decenios de ejercicio de la política para enfrentarse a la compleja situación.
Las consultas para la formación de gobierno comenzaron ayer en el Quirinal, el antiguo palacio veraniego de los papas. Subieron a la colina –según la jerga política romana– los flamantes presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, Pietro Grasso y Laura Boldrini, respectivamente, así como los líderes de los pequeños partidos. Hoy les tocará el turno a las formaciones grandes. al Movimiento 5 Estrellas (M5E), del cómico Beppe Grillo; al Pueblo de la Libertad (PdL), de Silvio Berlusconi, y al Partido Demócrata (PD), que dirige Pier Luigi Bersani.
En la Cámara de Diputados las cosas están claras. El PD y los pequeños partidos de la coalición de centroizquierda gozan de una cómoda mayoría absoluta, consecuencia de una ley electoral que premia a quien ha obtenido más votos, aunque la ventaja sea mínima. En el Senado es donde se halla el problema, pues nadie cuenta con mayoría ni parece vislumbrarse un pacto para obtenerla.
La política italiana las ha visto di tutti i colori desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pero lo que ocurre ahora no tiene pre- cedentes. Están habituados a la fragmentación, al transfuguismo, a la inestabilidad duradera, al colapso de grandes partidos, a la refundación de otros. Sin embargo, todo se producía siempre según unos esquemas más o menos tradicionales. Lo novedoso esta vez ha sido la irrupción del M5E, un movimiento nacido de la nada, con un líder que no es parlamentario y que dirige a los suyos desde la distancia y a través de un blog. La seña de identidad más potente del M5E es el rechazo al resto de partidos, a un modo de hacer política. Por eso son muy reacios a cualquier compromiso, a que se les acuse de haberse convertido “como el resto”.
Bersani pretende convencer a Napolitano de que le será posible gobernar, aunque esté técnicamente en minoría, y que merece por tanto recibir el encargo para intentarlo. El líder del PD sostiene que podrá recibir apoyos esporádicos en el Senado de al menos un sector del M5E, y que es factible un gobierno para al menos dos años, con una serie de reformas en su agenda –entre ellas el
CÁLCULO OPTIMISTA Bersani cree que podrá gobernar con apoyo de un sector de los ‘grillini’ NEGATIVA DE PRINCIPIO El líder del M5E es alérgico a cualquier pacto porque rechaza al resto de los partidos
cambio de la ley electoral– y un programa para atenuar los efectos de la crisis. Bersani usa el argumento de la reciente votación para elegir a Grasso como presidente del Senado. Pese al no rotundo de Grillo a los suyos, hubo un grupo que apoyó a Grasso, pues preferían a ese fiscal antimafia frente al candidato de los conservadores. Bersani está persuadido de que las fisuras en el M5E son inevitables y que eso le permitirá contar con apoyos.
Berlusconi, en cambio, cree que la única posibilidad es un gobierno amplio, una gran coalición a la alemana. De lo contrario, mejor volver a las urnas. Eso es lo que dice oficialmente, pero en realidad il Cavaliere, como el mismo Bersani, temen unas nuevas elecciones por el peligro de que el M5E las gane.
Por si no hubiera bastante complicación, el mandato de Napolitano expira el 15 de mayo. Su sucesor debe ser elegido por el Parlamento el 15 de abril. Según la Constitución, Napolitano, en sus últimos meses como presidente, no puede disolver las cámaras. Tiene que haber, pues, algún acuerdo de gobierno, aunque sea presidido por una personalidad neutral, o bien la continuidad en funciones del actual Gabinete técnico de Mario Monti. Todas las opciones están abiertas.