Decálogo catalán
Por qué me tienen que obligar a ser español, si soy catalán? La pregunta, que supongo frecuente en Catalunya, se oyó como un estruendo en la tarde lluviosa del martes en Madrid. Fue en un coloquio organizado por la periodista Anabel Abril en Blanquerna con una intención modesta: analizar los seis meses transcurridos desde que Anabel consiguió reunir para un libro cincuenta miradas catalanas a Madrid. Si la intención era modesta, el resultado fue ilustrativo. Allí estaban la propia Anabel, la empresaria Isabel Atkinson y los periodistas José Antonio Zarzalejos, Josep Capella y Enric Juliana con un mensaje escrito. Y el público, cuyas reflexiones hay que escuchar. He tomado nota de lo dicho, y me sale un decálogo de diagnósticos y consejos para afrontar la cuestión catalana.
1. La relación Catalunya-España ha empeorado por dos razones: Catalunya no consiguió hegemonizar la conducción del proceso soberanista y Madrid adoptó una posición equivocada de esperar que el proceso fracase.
2. Esta posición de silencio del poder central crea un sentimiento de maltrato entre el pueblo catalán, que se siente minusvalorado, ninguneado, en la atención política.
3. La relación seguirá deteriorada mientras esté tan politizada, por no decir exclusivamente politizada. ¿Dónde están los movimientos intelectuales que en otros momentos de la historia establecieron lazos de comunicación?
4. Para recuperar la normalidad y la cordialidad es preciso que la sociedad civil tome el protagonismo, porque la relación entre los pueblos no es tan dramática como la política.
5. Es perniciosa la conflictiva conexión entre las administraciones de la comunidad autónoma y del Estado. Perjudica a las empresas y paraliza iniciativas con los mismos efectos que el miedo.
La relación seguirá deteriorada mientras esté tan politizada, por no decir exclusivamente politizada
6. En el resto de España hay una gran incomprensión o desconocimiento del catalanismo y sus aspiraciones. Todo el mundo confunde derecho a decidir con independencia.
7. En Madrid faltan nombres que aproximen y divulguen Catalunya y los valores catalanes y, desde esa labor divulgadora, reconstruir los puentes rotos.
8. No se ha producido el choque de trenes, porque están en vía muerta. Hay que ponerlos a andar a través del diálogo. El pacto fiscal o la revisión de la aportación catalana a las demás comunidades serían medidas deseables porque Catalunya se siente injustamente tratada.
9. Lo más urgente es, sin duda, que los dirigentes políticos se apresten a quitarle dramatismo al conflicto. Mientras se plantee con el dramatismo actual, no habrá aproximación.
10. Alguien tiene que dar un paso, tomar la iniciativa y hacer un movimiento de aproximación. El discurso del silencio sólo produce frustración. Y alguien apuntó: quizá no sería mala idea acudir a la historia, tomar sus ejemplos y conectar con la legalidad anterior al 11 de septiembre de 1714. ¿No fue eso lo que hizo Adolfo Suárez con Tarradellas?