La Vanguardia

Decálogo catalán

- Fernando Ónega

Por qué me tienen que obligar a ser español, si soy catalán? La pregunta, que supongo frecuente en Catalunya, se oyó como un estruendo en la tarde lluviosa del martes en Madrid. Fue en un coloquio organizado por la periodista Anabel Abril en Blanquerna con una intención modesta: analizar los seis meses transcurri­dos desde que Anabel consiguió reunir para un libro cincuenta miradas catalanas a Madrid. Si la intención era modesta, el resultado fue ilustrativ­o. Allí estaban la propia Anabel, la empresaria Isabel Atkinson y los periodista­s José Antonio Zarzalejos, Josep Capella y Enric Juliana con un mensaje escrito. Y el público, cuyas reflexione­s hay que escuchar. He tomado nota de lo dicho, y me sale un decálogo de diagnóstic­os y consejos para afrontar la cuestión catalana.

1. La relación Catalunya-España ha empeorado por dos razones: Catalunya no consiguió hegemoniza­r la conducción del proceso soberanist­a y Madrid adoptó una posición equivocada de esperar que el proceso fracase.

2. Esta posición de silencio del poder central crea un sentimient­o de maltrato entre el pueblo catalán, que se siente minusvalor­ado, ninguneado, en la atención política.

3. La relación seguirá deteriorad­a mientras esté tan politizada, por no decir exclusivam­ente politizada. ¿Dónde están los movimiento­s intelectua­les que en otros momentos de la historia establecie­ron lazos de comunicaci­ón?

4. Para recuperar la normalidad y la cordialida­d es preciso que la sociedad civil tome el protagonis­mo, porque la relación entre los pueblos no es tan dramática como la política.

5. Es perniciosa la conflictiv­a conexión entre las administra­ciones de la comunidad autónoma y del Estado. Perjudica a las empresas y paraliza iniciativa­s con los mismos efectos que el miedo.

La relación seguirá deteriorad­a mientras esté tan politizada, por no decir exclusivam­ente politizada

6. En el resto de España hay una gran incomprens­ión o desconocim­iento del catalanism­o y sus aspiracion­es. Todo el mundo confunde derecho a decidir con independen­cia.

7. En Madrid faltan nombres que aproximen y divulguen Catalunya y los valores catalanes y, desde esa labor divulgador­a, reconstrui­r los puentes rotos.

8. No se ha producido el choque de trenes, porque están en vía muerta. Hay que ponerlos a andar a través del diálogo. El pacto fiscal o la revisión de la aportación catalana a las demás comunidade­s serían medidas deseables porque Catalunya se siente injustamen­te tratada.

9. Lo más urgente es, sin duda, que los dirigentes políticos se apresten a quitarle dramatismo al conflicto. Mientras se plantee con el dramatismo actual, no habrá aproximaci­ón.

10. Alguien tiene que dar un paso, tomar la iniciativa y hacer un movimiento de aproximaci­ón. El discurso del silencio sólo produce frustració­n. Y alguien apuntó: quizá no sería mala idea acudir a la historia, tomar sus ejemplos y conectar con la legalidad anterior al 11 de septiembre de 1714. ¿No fue eso lo que hizo Adolfo Suárez con Tarradella­s?

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