La protesta hindú alteró ‘la cremà’
Una falla indultó ‘ninots’ que aludían a esa religión
Cuando las creencias se enfrentan al arte pueden surgir graves conflictos. Esa es la lección que enseña la historia y que en la noche de la cremà volvió a mostrarse en el caso de la falla Ceramista Ros-José María Mortes Lerma. Porque esta falla tuvo que salvar (indultar) del fuego a los ninots que evocaban a “signos, símbolos u obje- tos religiosos que pudieran herir la susceptibilidad devocional de los hindúes”, según comunicó la comisión de esta falla. Una decisión motivada por la protesta de esta comunidad religiosa en Valencia, que no impidió algunos altercados. Un hombre, hindú y de 41 años, fue detenido por la policía con una botella de líquido inflamable y un mechero. Al parecer quería quemarse a lo bonzo si el fuego consumía el monumento fallero. Ayer fue puesto a disposición judicial bajo las acusaciones de resistencia a la autoridad y daños.
Fue el incidente más grave de una jornada que se vivió con absoluta normalidad, y en la que cerca de 800 fallas fueron pasto de las llamas. Pero la tensión en esta falla venía precedida por la protesta del Templo Hindú y del Centro Cultural de la India que denunciaron que Sri Saraswati, Lord Ganesha y Shiva Nataraja serían “destrui- dos” en la cremà de la falla. Lo cierto es que el monumento, con el título Vells contes de la Índia”, estaba rematado con una gran figura de un elefante que representa al dios hindú Ganesha, una de las deidades más importantes del país asiático, a uno de cuyos costados se sitúa la figura de Shiva Nataraja. La comisión fallera quiso dejar claro que en absoluto se pre- tendía dañar u ofender la imagen de estas deidades o la religión hindú, sino simplemente recrear la iconografía de una apasionante cultura.
Pero la protesta obligó a la comisión fallera a replantearse la cremà. Hubo una reunión entre el secretario general de la Junta Central Fallera (JCF; máximo órgano gestor de la fiesta), José Luis Vaello, miembros de la falla y Swami Omkarananda, donde se acordó una manifestación conjunta, la retirada de elementos que pudieran inducir a pensar que eran signos religiosos y el indulto del Shiva Nataraja, que se donará al centro hindú. Una decisión que no gustó a los falleros y que no convenció a algún hindú radical, como el que se acercó el martes por la noche a la citada falla dispuesto a cometer, presuntamente, una tragedia sobre sí mismo. La amplia presencia policial impidió incluso que hubiera enfrentamientos entre ambas comunidades.
Al final, el fuego cumplió su propósito y la falla, o lo que quedaba de ella tras ser retirados varios ninots, quedó convertida en ceniza. Ni el Ayuntamiento, ni la JCF, ni la comisión fallera, ni la comunidad hindú quisieron ayer hurgar más en esta herida. Aunque lo ocurrido puede desanimar a algunos artistas falleros a tratar ciertos temas en futuros monumentos. Más si las creencias vuelven a paralizar o censurar el arte, por el motivo que sea.