La Vanguardia

Un líder bengalí

- JORDI JOAN BAÑOS

ZILLUR RAHMAN (1929-2013)

Presidente de Bangladesh

Zillur Rahman se convirtió ayer en el segundo presidente de Bangladesh que muere en un hospital del sudeste asiático en apenas tres meses. Su predecesor, Iajuddin Ahmed –al que relevó en el cargo hace cuatro años– falleció en diciembre en Bangkok. Rahman lo ha hecho en Singapur, ciudad Estado a la que había sido trasladado en estado grave –en helicópter­o– diez días atrás.

A sus 84 años, Zillur Rahman era quizás el último líder bengalí que ha vivido en primera línea todas las agitacione­s políticas de su tierra, desde la independen­cia respecto al Reino Unido, hasta la actualidad. Alrededor de 1947, como dirigente estudianti­l, estuvo en el movimiento que logró anexionar Sylhet (entonces Asam) a Pakistán (Bengala Oriental se había convertido en Pakistán Oriental), vía referéndum. En los años cincuenta, ya como abogado –como su padre– destacó en el movimiento a favor de que el bengalí –entonces la lengua más hablada de Pakistán– fuera oficial junto al urdú.

En esa batalla coincidió con Sheikh Mujibur Rahman, con el que luego encabezarí­a la Liga Awami. En las elecciones de 1970, su partido monopolizó el voto bengalí y se convirtió en la fuerza con más diputados en la Asamblea de Pakistán, uno de ellos era el propio Zillur Rahman. El divorcio de Pakistán estaba a punto de consumarse. Durante la guerra de independen­cia de Bangladesh, Zillur Rahman formó parte del gabinete en el exilio. Durante los dos primeros años del Bangladesh independie­nte, fue secretario general de la Liga Awami.

A mediados de los setenta fue encarcelad­o durante cuatro años por la junta militar, que había asesinado a Mujibur Rahman con toda su familia, excepto dos de sus hijas (una de ellas, Sheikh Hasina).

Zillur Rahman copilotó la Liga Awami durante los 21 años en que ésta estuvo alejada del ejercicio del poder y sus protes- tas contra el régimen militar lo devolviero­n a la cárcel a mediados de los ochenta. Cuando Sheikh Hasina se convirtió en Primera Ministra, a mediados de los noventa, le concedió un ministerio. Una década más tarde, cuando la junta militar encarceló tanto a Hasina como a su archirriva­l, Khaleda Zia, Rahman mantuvo al partido unido en la intemperie.

La fidelidad le fue premiada cuando Hasina, de nuevo al timón del país, lo escogió como jefe de Estado, hace cuatro años. Un reconocimi­ento a su larga lista de sacrificio­s, incrementa­da en el 2004 cuando su esposa, Ivy Rahman –secretaria de Asuntos de la Mujer de la Liga Awami–, fue asesinada du- rante un mitin de Sheikh Hasina, en un atentado en el que se emplearon 13 granadas y en el que murieron en total 23 personas, mientras que 200 resultaron heridas. Hasina, que era el objetivo, salió indemne.

Rahman, de 84 años, había sufrido una crisis respirator­ia pocos días después de la visita de su homólogo indio, Pranab Mukherjee, a Dacca, hace tres semanas. El presidente del Parlamento, Abdul Hamid, sustituirá a Rahman en el cargo hasta que la cámara elija un nuevo jefe de Estado, antes de tres meses. Rahman deja dos hijas y un hijo, este último presidente de la Federación de Cricket de Bangladesh.

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AFP

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