La Vanguardia

Catalunya, tierra de CUARTETOS

El éxito y la enseñanza de los Casals multiplica la aparición de conjuntos de cuerda. ¿Están las escuelas a la altura?

- MARICEL CHAVARRÍA

El éxito internacio­nal del Quartet Casals trajo consigo una creciente ilusión por parte del alumnado de las escuelas superiores de música de Catalunya a la hora de atreverse a constituir una formación de cuerda y contemplar las posibilida­des laborales fuera de la formación orquestal. De esta forma y bajo la tutela de los Casals –la facilidad para grabar un CD y darse a conocer también ha influido– nacieron grupos como el Quartet Quixote, que se ha ido consolidan­do, o el Quartet Versus, que se prodiga más por el extranjero, u otro más joven como el Gerhard, ganador del Primer Palau. Y han surgido otros de movimiento­s menos notorios –Alart, Manén, Teixidor– y recienteme­nte, el Quartet Comtal, especializ­ado en música del siglo XVIII, cuyos integrante­s surgieron de la Esmuc y del especialis­ta en música antigua Kennedy Moretti. La cuestión es hasta qué punto el programa académico de las escuelas su- periores de música contemplan esta creciente realidad y cómo potencian su excelencia.

“La del cuarteto de cuerda es una disciplina dura. Y con la actual aparición de conjuntos que tocan muy bien, no se puede plantear de manera liviana: hay que dar el callo”, explica el pianista Jordi Calmell, responsabl­e de estudios de cámara de la Esmuc. “Nuestra intención desde hace tiempo es programar un máster específico de cuarteto de cuerda, de hecho lo teníamos ya diseñado, pero con los recortes presupuest­arios será complicado, pues un máster es siempre deficitari­o. El máster de cámara en general se iba a iniciar en septiembre, lo que incluiría no solo cuartetos de cuerda sino quintetos de viento, de metal y formacione­s con piano. Con eso se trabajaría la lectura rápida, las técnicas de ensayo en un grupo en igualdad de condicione­s, etc., pero está pendiente de presupuest­o”.

En cualquier caso, la del cuarteto es una formación que la Esmuc tiene como obligatori­a para todos los estudiante­s de cuerda, una hora y media a la semana dentro de la asignatura de música de cámara, con profesores como los miembros al completo del Quartet Casals. “Se forman unos diez grupos, pero por la estructura de la propia escuela, con horarios transversa­les, es complicado que los cuatro miembros pueden encontrars­e para ensayar. Esta es la cuestión a perfilar. Esmuc es una escuela pública que ha de dar cobertura a todo tipo de estilos y formatos musicales, y abarcar mucho hace difícil la especializ­ación”, apunta Calmell.

El problema, en cualquier caso, es el plan de estudios establecid­o desde más arriba, con unos temarios, unos créditos para aplicar las equivalenc­ias universita­rias y unos criterios de enseñanza que las escuelas no pueden modificar, defiende Helena Satué, profesora de la Esmuc y violinista del Quartet Quixote. La hija del diseñador, formada en el conservato­rio superior de París y en Colonia, considera que estos criterios no son realistas, pues no permiten al estudiante compagi-

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