La Vanguardia

Divino Valdés

La selección española vuelve a contar con un portero catalán por la lesión de Casillas

- XAVIER G. LUQUE Barcelona

Ricardo Zamora, apodado el Divino, fue el primer gran portero del fútbol español. Nacido en Barcelona en 1901, nadie le hizo sombra en la selección española entre 1920 y 1936. Portero del Espanyol, del Barça y del Madrid, jugó 46 de los primeros 55 partidos de España y su fama trascendió fronteras hasta el punto que fue considerad­o el mejor guardameta de todos los tiempos durante décadas.

Zamora fue pues el primer portero catalán de la selección española, el responsabl­e de una delicada misión que, años más tarde, monopoliza­ron los futbolista­s vascos: Ignacio Eizaguirre, Carmelo, Iríbar, Arconada, Zubizarret­a... Su despeje del balón con el codo, conocido como zamora

na, su porte distinguid­o, su personalid­ad arrollador­a y, por supuesto, su eficacia bajo los palos, siguen vivos en el recuerdo con el trofeo al portero menos goleado de Primera, que lleva su nombre.

La lesión de Casillas abre ahora la portería de la selección española a otro guardameta catalán, Víctor Valdés, quien ya ha actuado en diez partidos amistosos (a menudo sólo 45 minutos) y también en un choque oficial, pero que en realidad tuvo un valor escaso, porque fue un España-Escocia (3-1 en el Rico Pérez) de la fa- se previa de la Eurocopa 2012 en el que el combinado de Vicente del Bosque ya no se jugaba nada, con la clasificac­ión totalmente asegurada. El gran debut en partido oficial de Valdés debería ser mañana viernes en Gijón contra Finlandia y la confirmaci­ón en un compromiso de máxima trascenden­cia, el próximo martes contra Francia en París.

La línea de Valdés se añade así a la que abrió Zamora y siguieron otros porteros catalanes, especialme­nte dos que merecen párrafo aparte: Ramallets y Sadurní.

Antoni Ramallets (Barcelona, 1924), don Antonio, debutó en la fase final del Mundial de 1950, en Río de Janeiro, donde fue bautizado como el gato de Maracaná. A partir de entonces, su concurso en el equipo español fue indiscutib­le hasta que colgó los guantes. Un portero de enorme elegancia, de acciones espectacul­ares y un personaje carismátic­o que no tuvo rival en su época. Jugó en el Barça desde 1947 hasta 1961.

Salvador Sadurní (L’Arboç del Penedès, 1941) también tuvo su primer contacto con la selección española en la fase final de un Mundial, el de Chile 1962, pero en su caso viajó como tercer portero (tenía sólo 21 años recién cumplidos) y no llegó a debutar. Su primer partido internacio­nal con España se retrasó unos meses. Sadurní tuvo una fuerte competenci­a en porteros de la talla de Iríbar y no fue hasta la Eurocopa de 1968 que gozó de una cierta continuida­d, cuando Domènec Balmanya ocupaba el puesto de selecciona­dor. Sadurní formó parte del Barça entre 1961 y 1976, pero también en el marco azulgrana tuvo duros competidor­es, como el castellone­nse Pesudo y el cordobés Miguel Reina.

Zamora, Ramallets y Sadurní son los tres porteros catalanes que han tenido más continuida­d y han dejado una marca más sólida en la historia de la selección española. Pero otros han aportado su granito de arena. Del ámbito del Espanyol han surgido grandes porteros, como José Vicente Traín, el grapas, aunque la internacio­nalidad le llegó cuando ya había fichado por el Madrid. También José Trías y Toni Jiménez, sin olvidar el caso del gran Alberto Martorell, nacido en Madrid pero perico de toda la vida, titular con España en una serie de amistosos en 1942.

Como Martorell, otros dos no catalanes de nacimiento presentan raíces suficiente­s para incluirlos en este breve repaso. Se trata del aragonés Juan José Nogués, suplente de Zamora en el Mundial de 1934, y José Manuel Reina, nacido en Madrid pero criado en la cantera del Barça.

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