Manolo Valdés
El pintor valenciano, que reside en Nueva York, expone su creación más reciente en Barcelona y ya prepara una muestra de escultura al aire libre en París
El pintor valenciano Manolo Valdés expone su creación más reciente de pintura y escultura de pequeña tamaño en la nueva Galería Marlborough de Barcelona. La exposición permanecerá abierta hasta el próximo 13 de septiembre.
Manolo Valdés (Valencia, 1942) tiene una larga trayectoria, generalmente asociada a su pasado en el Equipo Crónica y más tarde a sus grandes esculturas públicas. Pero la obra de Valdés va sumando experiencia, hallazgos, miradas, de tal forma que más que hablar de etapas, es preferible referirse a lenguajes. Y la exposición que acaba de inaugurar en la Galería Marlborough de Barcelona (abierta hasta el 13 de septiembre) es una excelente oportunidad para acercarse a su trabajo más reciente.
La exposición combina las esculturas de pequeño tamaño con las pinturas y collages. Con las primeras nos ofrece unas cabezas sin rostro perfilado, de distintos materiales, rodeadas de es- tructuras de hierro con formas vegetales, minerales o animales, que crean un aura misteriosa al personaje. “Son cosas muy íntimas –explica el artista–, realizadas con mis propias manos”. Y por eso puede aparecer desde una grieta en la soldadura a un rasguño en el mármol, accidentes que se integran por azar en la obra. En las pinturas predomina la cabeza femenina con un aire entre modernista y pop, donde resalta la potencia de los colores uti- lizados y el trabajo de collage que integra incluso el marco hasta convertirlo en parte de un bodegón. “Generalmente todo empieza con una idea y de ahí pasa a unos primeros dibujos donde se ve la intención, la sensibilidad”. No son dos géneros, sino dos maneras de contar las historias. “Mi obra suele repetir los temas, las obsesiones, las imágenes, pero el juego consiste en explicarlo con discursos distintos”. El resultado final no se explicaría sin esa suma de influencias donde se puede incluir desde la pintura italiana del XVII, hasta el pop, la evolución matérica o Matisse.
¿Arte más decorativo que comprometido? “Los tiempos de Crónica responden a otro momento histórico, en que se creía quizás con cierta ingenuidad que el arte iba a cambiar el mundo. Ahora el arte se ha reducido a funciones más específicas. Yo mismo intento ser más feliz, expresarme, contar... y esperar a que el espectador comparta esa satisfacción o esa reflexión. Pero la interpretación es libre, y no puedo estar
“Los tiempos de Crónica responden a otro momento, en que se creía que el arte cambiaría el mundo”
pendiente de lo que sucede y que me arrastre”. El crítico de arte Daniel Giralt Miracle lo ha expresado así: “La pintura le produce un auténtico goce estético y espiritual que quiere compartir”.
¿Y las nuevas tecnologías? “El arte, como la sociedad, evoluciona y no lo vivo a la contra, al contrario, a veces vivo mal que no lo pueda disfrutar. El artista hace lo que sabe y me meto en el estudio para buscar nuevas imágenes, porque contrariamente a lo que a veces se dice, creo que cada vez somos más cultos, cada vez hay tiradas de libros más extensas, más escultura y más obras de arte, y a este reto cada uno debe responder con lo que sabe hacer”.
Su visión desde Nueva York, donde vive, es optimista. “En Barcelona ha habido y hay buenos artistas, desde Tàpies, a Barceló, a Plensa,.. me atrevo a decir que ha dado más productores (artistas) que empresarios (galeristas)”.
A sus 72 años, Valdés acaba de cerrar una exposición de escultura en el Jardín Botánico de Nueva York. Y ya prepara otra en París, para dentro de un año y medio. En la calle y con esculturas de hasta ocho metros. “El volumen influye, aparecen dificultades técnicas, incluso hay que tener en cuenta el peso, según donde se exponga, el planteamiento es el mismo, pero descubres otras posibilidades”.