Detenido el alcalde de Venecia por corrupción a gran escala
Orsoni está acusado de desviar fondos de las obras antimarea
Las grandes obras públicas arrastran un maleficio. Si hace pocas semanas se descubrió un grave escándalo de corrupción en los preparativos de la Expo 2015 de Milán, ayer le tocó el turno a otra ciudad emblemática del norte de Italia, Venecia. Su faraónico proyecto para acabar con las periódicas inundaciones provocadas por la temida acqua alta (marea alta) ha demostrado ser otro foco de malversación y fraude.
El alcalde de la milenaria ciudad de los canales, la Serenissima, Giorgio Orsoni, fue detenido –junto a otras 34 personas– por la sospecha de conducta delictiva en el desvío ilícito de importantes sumas de dinero de las inversiones en las obras del proyecto Mose (Moisés, en italiano, aunque responde técnicamente a “módulo experimental electromecánico”), el sofisticado sistema de barreras móviles, ancladas en el fondo marino de la laguna, que deben activarse en caso de marea alta y evitar así la inundación del centro histórico.
Orsoni, que llegó a la alcaldía en el 2010 al frente de una coalición de centroizquierda en torno al Partido Demócrata (PD), fue puesto bajo arresto domiciliario. Se le acusa de corrupción, concusión y lavado de dinero. La Fisca- lía veneciana pretende también el arresto de Giancarlo Galan, un peso pesado de Forza Italia, que fue presidente de la región del Véneto y ministro de Agricultura y de Cultura en los gobiernos de Berlusconi. Galan, que está aforado por su condición de diputado, negó las acusaciones y asegu-
El costo y la gestión de las complejas obras siempre despertaron sospechas
ró que demostrará su inocencia.
A Orsoni se le atribuye haber cobrado al menos 110.000 euros en el 2010 –del consorcio Venezia Nuova, adjudicatario único de las obras de Mose– que sirvieron para financiar su campaña electoral. Al parecer, el dinero llegó a su poder mediante una serie de facturas falsas por servicios inexistentes. De Galan se sospecha que recibió 200.000 euros, un soborno camuflado como obras de reestructuración de una mansión de su propiedad.
El sistema Mose de defensa antimareas, un proyecto del que se habla desde hace decenios y que está ya parcialmente operativo, siempre ha despertado temores por el peculiar monopolio en la adjudicación de obras, su costo exorbitante y las consecuencias para el medio ambiente en el delicado ecosistema veneciano.
Como ocurre a veces, la Fiscalía de Venecia hincó el diente en
Acusado un expresidente regional y dos veces ministro de Berlusconi
el proyecto Mose y en personalidades tan relevantes como el alcalde Orsoni y el exministro Galan a partir de una investigación colateral. Siguiendo el hilo se descubrió un trasiego de fondos al extranjero –la Guardia de Finanzas ha detectado 20 millones de euros–, en concreto a la República de San Marino, un Estado independiente incrustado dentro de Italia. Es posible, por tanto, que las detenciones de ayer sean la punta del iceberg.
Uno de los primeros en recelar de cómo se hacían las cosas fue el filósofo y exalcalde veneciano Massimo Cacciari. Este recordó ayer, durante una entrevista, que durante los gobiernos de Prodi y de Berlusconi había insistido en revisar el proyecto e introducir mayores controles. Cacciari estaba convencido de que las obras podían realizarse en condiciones más ventajosas. “Lo repetí millones de veces, sin que fuera escuchado”, dijo ayer el exalcalde a la emisora Radio Città Futura.
Quien tampoco se sorprendió por el escándalo fue Matteo Secchi, un veterano activista veneciano, curtido en mil batallas ciudadanas, uno de los impulsores de de la asociación Venessia.com. “¡Esto es la bomba atómica!”, comentó Secchi a La Vanguardia. apesadumbrado por la mala imagen internacional de la ciudad y el daño a Italia en general. “Esperamos con ansiedad el desarrollo de las investigaciones”, agregó Secchi. En un comunicado oficial, Venessia.com constató que
El exalcalde y filósofo Massimo Cacciari ya denunció la situación a Prodi y Berlusconi “¡Esto es la bomba atómica!”, opina un activista ciudadano sobre las detenciones
la magistratura “ha decapitado” en una sola jornada a la mitad de la cúpula política y local regional en un escándalo políticamente transversal. La asociación puso énfasis en que no se trata de un caso individual, sino de un sistema integral de corrupción “que debe ser completamente extirpado de la ciudad”.
El escándalo del proyecto Mose se une a otras muchas causas de malestar de los venecianos, temerosos de que su ciudad devenga definitivamente un museo. Hace unos años se organizó un funeral, de tono carnavalesco, para denunciar el progresivo despoblamiento del centro histórico, que ha bajado ya de la cota de 60.000 habitantes. La ciudad se ha ido convirtiendo en una especie de parque temático que sólo está vi- vo durante el día, sobre todo en invierno. Cada vez hay menos personas que residan en ella. Eso se traduce en un deterioro de los servicios y el abandono de edificios que, por las especiales condiciones venecianas, demandan mucho mantenimiento. Eso contrasta con la invasión imparable de turistas, un maná económico al que no puede renunciarse pero que, por volumen, puede tornarse insostenible.
Otro caballo de batalla de la sociedad civil veneciana es acabar de una vez con el paso por la laguna de gigantescos transatlánticos que, en caso de accidente, podrían causar una catástrofe ecológica. Esa exigencia se volvió perentoria a raíz del accidente del crucero Costa Concordia frente a la isla toscana del Giglio.