John Banville
El irlandés tiene dos estilos de escritura, y firma la policiaca con seudónimo
ESCRITOR
El irlandés (68), uno de los más depurados estilistas de la prosa inglesa, obtuvo ayer el Príncipe de Asturias de las Letras, con una mención especial a su seudónimo de Benjamin Black, con el que escribe novela negra.
El jurado del premio Príncipe de Asturias de las Letras ha optado este año por conceder un galardón esquizofrénico, ya que distinguió la “inteligente, honda y original creación novelesca” del irlandés John Banville y “las turbadoras y críticas novelas policiacas” de Benjamin Black, que es el seudónimo que el autor de El mar utiliza cuando escribe género negro y del que recientemente ha sacado a la luz La rubia de ojos negros (Alfaguara/Bromera), en la que resucita al detective Philip Marlowe, creado en su día por Raymond Chandler.
La candidatura de Banville logró la victoria, tras una apretada votación, sobre el novelista japonés, Haruki Murakami, tras una gran discusión. El finalmente galardonado había sido propuesto por el vicedirector de la Real Academia Española, José Antonio Pascual, y por el embajador de España en Dublín, Javier Garrigues.
Desde su piso de Dublín, Banville declaró ayer a este diario acerca de su elección: “Es un honor muy grande, que me hace sentir extremadamente orgulloso. Es uno de los galardones más significativos de Europa, y resulta particularmente gratificante que una familia real se comprometa en un proyecto cultural tan maravilloso”. Preguntado por cómo iba a compartir el premio con Benjamin Black, respondió: “Deberé hacerlo, pues creo que el jurado ha especificado que el señor Black debe ser también partícipe de todo esto. Él está muy sorprendido, por supuesto, ya que, aunque es un artesano dedicado a su oficio, es un tipo modesto y nunca espera que el mundo literario reconozca su trabajo bien hecho”.
Según el jurado, la prosa de Banville se abre a “deslumbrantes espacios líricos a través de referencias culturales donde se revitalizan los mitos clásicos y la belleza va de la mano de la ironía”. La complejidad de los seres humanos que aparecen en las obras del autor es otra de las características que ha atrapado
“España e Irlanda sufren apuros similares, pero después de todo sólo es una cuestión de dinero”
al jurado así como el dominio de los registros y matices expresivos y “su reflexión sobre los secretos del corazón humano”. Su prosa precisa y el humor negro son dos marcas de fábrica.
Entre sus obras destacan las biografías noveladas de grandes científicos, que inició con Copérnico, en 1976, y finalizó con
La carta de Newton (1982), la historia de un académico que escribió un libro sobre Isaac New
ton. El libro de las pruebas, El in
tocable, Eclipse, El mar (con el que ganó en el 2005 el Man Booker Prize)... son algunas de sus obras destacadas, que culminan con la edición en el 2009 de Los
infinitos –en la que, a pesar de su entorno católico, reivindica el paganismo y los mitos griegos– y con Antigua luz, fechada tres años después.
Por lo que respecta a su álter ego, a partir del 2006 inicia una serie de novelas de misterio, tan populares, o incluso más, que la obra de Banville. El otro nombre de Laura, El Lémur, En busca de April, Muerte en vera
no, Venganza o Holy Orders for- man parte de la bibliografía de Benjamin Black.
“España posee una de las grandes culturas del mundo –afirma Banville– y me siento honrado de ser reconocido por ella. España e Irlanda tienen muchas afinidades, no solamente en nuestra oscura y atormentada historia, sino también en los similares apuros que atravesamos hoy. Sin embargo, nuestros dos países sobrevivirán a esta crisis, como hemos sobrevivido a otras en nuestro largo pasado. Y debemos tener en mente que, después de todo, se trata tan solo de dinero”.
Afirma que el premio le pilla “a punto de acabar una nueva novela de Benjamin Black. También trabajo en un libro de Banville en el que llevo metido dos o tres años y que espero finalizar a finales de este”.