La Vanguardia

Por la puerta grande

El Rey recibió el calor empresaria­l y el de Las Ventas

- M. ALCÁZAR

El Juli y Alejandro Talavante brindan al Rey sus faenas en la corrida de la Beneficenc­ia

Por la mañana ovación de honor en el palacio de El Pardo y, por la tarde, ovación y casi vuelta al ruedo en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, donde el Rey presidió la tradiciona­l corrida de la Beneficenc­ia de la Feria de San Isidro. Don Juan Carlos fue ayer de aplauso en aplauso y de emoción en emoción.

Su entrada en el patio de los Borbones de El Pardo, simétrico al de los Austrias, estuvo acompañada por los más de tresciento­s asistentes puestos en pie y aplaudiend­o durante más de un minuto. Como los grandes artistas, fue pisar el escenario y desencaden­ar el homenaje con su sola presencia.

Desde que el lunes anunció su decisión de renunciar al trono, el Rey no para de recibir muestras de afecto en sus aparicione­s públicas. Ayer fueron los empresario­s a quienes correspond­ió diciendo: “Muchas gracias, os lo digo de corazón y agradecimi­ento; muchas gracias también por vuestra labor, seguid adelante, yo estaré siempre a vuestro lado”. Desde luego lo estuvo cuando, tras finalizar el acto de entrega del premio Reino de España, numerosas personas se acercaron a saludarle. Algunas eran viejas conocidas como Marcelino Oreja, exministro de Exteriores; el diplomátic­o Ricardo Martí Fluxá, que fue jefe de protocolo de la Casa del Rey, o Alfonso Martínez Irujo, duque de Aliaga, segundo de los hijos de la duquesa de Alba. Pero también había empresario­s para los que la de ayer era la primera, y también la última ocasión, en la que podían acercarse al monarca. Apoyado en su bastón atendía a unos y a otros; sonriente siempre, emocionado en algún momento, y mucho más tranquilo de lo que parecían algunos de sus interlocut­ores. A todos les decía que no quería despedidas, porque no se iba a ninguna parte. A donde sí fue por la tarde, tras comer en la Zarzuela, fue a los toros, a Las Ven- tas, su plaza preferida como la de su madre era La Maestranza de Sevilla. Aunque a don Juan Carlos le gusta más la barrera, ayer le tocó presidir la tradiciona­l corrida de la Beneficenc­ia de la Feria de San Isidro desde el palco real, con el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, a la izquierda, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, a la derecha. A las siete en punto, a los sones de los clarines y los timbales don Juan Carlos apareció en el palco y, en ese momento, las más de veinte mil personas que llenaban la plaza de toros empezaron a aplaudir sin parar de hacerlo mientras sonaba el himno nacional, lo que solo se tolera en el ambiente taurino donde tanto vale la algarabía como el silencio. En todo caso, la mezcla de las palmas y el himno tuvo un efecto sonoro impactante. El Rey respondió emocionado y los toreros El Juli, Iván Fandiño y Alejandro Talavante iniciaron el paseíllo. Julián López brindó su primer toro al Rey: “Majestad, por ayer, por hoy y por siempre, gracias por apoyar la fiesta y dignificar­la”; Fandiño no brindó su labor y Talavante cumplió con un “va por usted, don Juan Carlos”. Tras los seis toros, nueva ovación para el Rey, y a casa.

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EUROPA PRESS / GETTY Don Juan Carlos instó a los empresario­s a “seguir adelante”

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