La Vanguardia

Quo vadis, PSOE?

- Fernando Ónega

La monarquía tropieza con un problema imprevisto: el alma republican­a del Partido Socialista Obrero Español. Digo imprevisto, porque el PSOE aceptó el pacto constituci­onal de 1978 y aceptó la forma monárquica del Estado sin reticencia­s visibles. Con la monarquía ganó por primera vez elecciones en España. Durante veinte años (más de la mitad de los que llevamos de democracia), los socialista­s ocuparon los gobiernos de Su Majestad y gobernaron miles de municipios y en algún momento todas las comunidade­s autónomas. Los dos presidente­s del PSOE y los altos cargos de sus gabinetes se sintieron cómodos con el Rey y en sus declaracio­nes actuales destacan su impecable comportami­ento y estricto sometimien­to a las reglas de una monarquía constituci­onal. Y ahora, en el delicado momento de cambio de titular de la Corona, algunos de sus barones territoria­les rompen la baraja de los acuerdos históricos y se ponen a la altura de los indignados con su petición de algo por el momento ilegal: un referéndum para saber si el pueblo español acepta la monarquía en la persona del sucesor.

Toda reclamació­n hecha desde la moderación y la ausencia de violencia merece un respeto. El supuesto derecho a votar a un rey, también; pero con un pequeño matiz que señaló ayer el fiscal general del Estado: “Lo que no está en la Constituci­ón no existe”. Y añade este cronista: un partido con vocación y posibilida­des de gobierno no debiera pedir algo que no existe en la realidad legal. Si alguno de sus dirigentes quiere salirse del marco constituci­onal o se siente irresistib­lemente atraído por el discurso de las nuevas fuerzas progresist­as, es libre de hacerlo y tiene todo el derecho, pero tiene también

El PSOE perderá su crédito si nos hace pensar que Pérez Rubalcaba es el único garante del proceso constituye­nte

un sitio reservado, y quizá preferente, en las filas de Podemos, de Izquierda Unida, de Esquerra o de Amaiur.

Escribo esto con cierta acritud, porque me apena toda ruptura de pacto, y mucho más si es el constituci­onal; porque abre una nueva brecha en un partido que políticame­nte necesitamo­s más que el comer y lo necesitamo­s unido porque es el único que puede frenar la borrachera de poder que en este momento tiene la derecha gobernante, crecida ante el monopolio de soluciones; y, sobre todo, porque aporta una inquietant­e dosis de incertidum­bre sobre el presente y el futuro de este país.

Me explico: el PSOE perderá gran parte de su crédito si nos hace pensar que una sola persona, Pérez Rubalcaba, es la única que mantiene los compromiso­s del proceso constituye­nte. Mal andamos y mal andaremos en el futuro, si la estabilida­d del sistema político depende de la nostalgia monárquica o republican­a de un dirigente que una mañana se decide a identifica­r progresism­o con república. Y dudoso porvenir tenemos si el país está condenado a vivir con la incógnita de que cualquier día un partido importante entienda que ha llegado el momento de cambiar de régimen, simplement­e porque lo manda la tradición.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain