Un punto negro en las Terres de l’ebre
La accidentalidad de la N-340 preocupa al territorio
Un nuevo accidente se cobró la tarde del martes tres vidas más en el funesto tramo de la carretera N-340 entre Sant Carles de la Ràpita y Amposta (Montsià), reconocido y estudiado punto negro, cada año entre los de mayor siniestralidad de toda la red viaria catalana. Dos turismos y un camión chocaron en el fatídico punto kilométrico 1.073, justo donde el Ayuntamiento de la Ràpita ha pedido un paso a nivel para reducir la peligrosidad.
A un millar de metros escasos del último siniestro se encuentra uno de los nuevos radares puestos en marcha por el Servei Català del Trànsit (SCT) pocos días atrás para controlar la velocidad por tramos. Los conductores de camión, como los vecinos de la zona, saben de sobra que una multa no es en este recorrido de apenas cinco kilómetros la peor amenaza. “Lo extraño es que no haya más accidentes”, lamenta Joan M. Masdeu (CiU), alcalde de la Ràpita.
En el territorio se exigen soluciones urgentes. Los consistorios de Amposta y la Rápita piden la gratuidad provisional de la AP-7 entre la Ràpita y l’Hospitalet de l’Infant (Baix Camp) mientras no se haga realidad la reivindicada autovía A-7, ahora en fase de alegaciones. A la espera del desdoblamiento de la obsoleta N-340, con un solo carril por sentido y el paso constante de camiones, las peligrosas intersecciones concentran los accidentes. “Es un tramo sin arcén, muy peligroso”, alerta Isabel Ferré (CiU), teniente de alcalde en Amposta.
“Si el argumento para instalar los radares por tramos es la siniestralidad, deberíamos reflexionar sobre la necesidad de acabar urgentemente la A-7 y levantar de forma provisional las barreras de la autopista”, añade Masdeu. El propio director del SCT, Josep Isern, ha reconocido públicamente que la “solución” es el desdoblamiento de la N-340 y que otras posibles medidas, como el desvío del tráfico pesado, como se ha hecho con un tramo de la N-II en Girona, serían “parches”.
Un estudio del RACC acaba de plantear la necesidad de restringir el paso de camiones en la N-340 con el fin de reducir la elevada siniestralidad. Entre los años 2010 y 2012 se registraron 72 víctimas mortales y 130 heridos graves. La precariedad de esta carretera, que concentra cada año los accidentes en las Terres de l’Ebre, especialmente en horario laboral, cuando circulan más camiones, explica por qué no se redujeron en estas comarcas los accidentes mortales en el 2013. Los siniestros graves se incrementaron un 7%, con 77 víctimas; se registraron 12 accidentes mortales, con 13 personas fallecidas, una víctima más que en el 2012.