La Vanguardia

Un punto negro en las Terres de l’ebre

La accidental­idad de la N-340 preocupa al territorio

- ESTEVE GIRALT

Un nuevo accidente se cobró la tarde del martes tres vidas más en el funesto tramo de la carretera N-340 entre Sant Carles de la Ràpita y Amposta (Montsià), reconocido y estudiado punto negro, cada año entre los de mayor siniestral­idad de toda la red viaria catalana. Dos turismos y un camión chocaron en el fatídico punto kilométric­o 1.073, justo donde el Ayuntamien­to de la Ràpita ha pedido un paso a nivel para reducir la peligrosid­ad.

A un millar de metros escasos del último siniestro se encuentra uno de los nuevos radares puestos en marcha por el Servei Català del Trànsit (SCT) pocos días atrás para controlar la velocidad por tramos. Los conductore­s de camión, como los vecinos de la zona, saben de sobra que una multa no es en este recorrido de apenas cinco kilómetros la peor amenaza. “Lo extraño es que no haya más accidentes”, lamenta Joan M. Masdeu (CiU), alcalde de la Ràpita.

En el territorio se exigen soluciones urgentes. Los consistori­os de Amposta y la Rápita piden la gratuidad provisiona­l de la AP-7 entre la Ràpita y l’Hospitalet de l’Infant (Baix Camp) mientras no se haga realidad la reivindica­da autovía A-7, ahora en fase de alegacione­s. A la espera del desdoblami­ento de la obsoleta N-340, con un solo carril por sentido y el paso constante de camiones, las peligrosas intersecci­ones concentran los accidentes. “Es un tramo sin arcén, muy peligroso”, alerta Isabel Ferré (CiU), teniente de alcalde en Amposta.

“Si el argumento para instalar los radares por tramos es la siniestral­idad, deberíamos reflexiona­r sobre la necesidad de acabar urgentemen­te la A-7 y levantar de forma provisiona­l las barreras de la autopista”, añade Masdeu. El propio director del SCT, Josep Isern, ha reconocido públicamen­te que la “solución” es el desdoblami­ento de la N-340 y que otras posibles medidas, como el desvío del tráfico pesado, como se ha hecho con un tramo de la N-II en Girona, serían “parches”.

Un estudio del RACC acaba de plantear la necesidad de restringir el paso de camiones en la N-340 con el fin de reducir la elevada siniestral­idad. Entre los años 2010 y 2012 se registraro­n 72 víctimas mortales y 130 heridos graves. La precarieda­d de esta carretera, que concentra cada año los accidentes en las Terres de l’Ebre, especialme­nte en horario laboral, cuando circulan más camiones, explica por qué no se redujeron en estas comarcas los accidentes mortales en el 2013. Los siniestros graves se incrementa­ron un 7%, con 77 víctimas; se registraro­n 12 accidentes mortales, con 13 personas fallecidas, una víctima más que en el 2012.

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XAVI JURIO Punto negro en la N-340, entre la Ràpita y Amposta

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