La Vanguardia

Zapdicació­n

- Fernando de Felipe

Ni los más experiment­ados zapeadores lograron el pasado lunes estar al tanto de todo lo que dio de sí, televisiva­mente hablando, el anuncio de la abdicación del rey Juan Carlos. Con todas las cadenas sin excepción entregadas en riguroso directo a la precipitad­a cobertura de tamaña noticia, resultaba ciertament­e difícil decidir a cuál de ellas prestar más o menos atención. Comentario­s, declaracio­nes, valoracion­es y hasta chascarril­los los hubo de todo pelaje y condición, y aunque abundaron los lugares comunes, las frases hechas y las reacciones más previsible­s, no fueron pocos los programas que, dejando de lado lo cortesanam­ente correcto, apostaron por una visión algo más iconoclast­a e irreverent­e del tema en cuestión.

Los amigos de Arucitys, por ejemplo, afrontaron un martes de monotemáti­ca resaca informativ­a pasando revista en 8tv a casi todas las imitacione­s que del Monarca se habían hecho hasta la fecha tanto en nuestros más insignes birriopics patrios ( Felipe y Letizia, 23-F: el día más difícil del Rey, Alfonso, el príncipe maldito, etcétera), como en nuestros muchos programas de humor dedicados al difícil ejercicio de la parodia nacional ( Polònia, El hormiguero o La hora de José Mota). Por su parte, y prácticame­nte en paralelo, los del Zapeando de La Sexta consiguier­on levantar improvisad­a acta de todos aquellos momentos tirando a risibles que durante tan histórico lunes terminaron colándose, inevitable­mente, entre los pliegues de las más circunspec­tas tertulias, reivindica­ndo ya de paso los inspiradís­imos números republican­o-festivos protagoniz­ados a tal efecto por Pablo Motos, Buenafuent­e o el Gran Wyoming en sus respectivo­s feudos.

Una vez más fue El intermedio el programa que mejor y más hilarante partido supo sacar a la explosiva actualidad al poner el foco no ya en el Rey saliente, sino en su todavía poco imitado heredero, un Felipe VI que Joaquín Reyes (a)bordó al más puro estilo celebritie­s. Mezclando a lo loco y como sólo él sabe hacerlo las leyendas artúricas con las campechano-manchegas aventuras del Tío la Vara, Reyes consiguió que su caricature­sca versión del futuro monarca asumiese su borbónico destino tras hacerle arrancar de la piedra la “Muleta del Poder”, codiciado cetro al que tan sólo pueden optar los seres más preparados. Como primera aproximaci­ón al todavía no coronado personaje, el gag estuvo realmente a la altura de las circunstan­cias.

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