De las orquestas
María Bayo / Orquesta Sinfónica de Navarra / Cor de Cambra del Palau
Dirección: Víctor Pablo Pérez Lugar y fecha: Palau100. Palau de la Música (3/VI/2014)
Buena idea la de Palau 100 de ir presentando a algunas de las orquestas del panorama español. El mapa musical del Estado cambió radicalmente hace un cuarto de siglo con la creación de numerosos organismos sinfónicos, algunos de los cuales alcanzaron notable calidad, como la Sinfónica de Galicia, la Real Filharmonia (que hasta hace poco llevó a muy buen punto Ros Marbà) o la de Granada (que alcanzó gran calidad con Josep Pons). Hay que decir no obstante que las expectativas generadas se han alcanzado sólo en algunos casos y que ahora hay un enorme riesgo de volver a la medianía del expediente.
La que ahora nos visitó, la de Navarra, que incluye en su currículum a Sarasate, da la sensación de disponer de muy buenos músicos, aunque el repertorio no nos dejó ver aspectos integrales. Desde luego era de interés la presencia de un director de los más consistentes del panorama actual, Víctor Pablo Pérez, que llevó a la culminación la Sinfónica de Galicia y ahora pasó a Madrid, ya que la OBC no lo consideró para su futuro. En esta ocasión la Sinfónica de Navarra hizo las bellas Escenes d’ocells de Ramon Humet, obra de amplios y sutiles recursos tímbricos y de una buena unidad estructural, que los solistas matizaron con calidad. Complejidad rítmica y concesiones a la naturaleza en una partitura transparente. De Humet también una escena de su ópera Sky Disc, el “Cant d’amor a la vida”, con la colaboración del Cor de Cambra que respondió hasta el final coro a capella, cuya transparencia y calidad exige mejor afinación.
Los coros del Orfeó tienen mucha presencia en esta temporada de Palau 100, ya lo hemos valorado, y alabado por lo que supone de experiencia y reto, pero quizá su acción está un poco sobrecargada de trabajo y no sé si dispone de ensayos suficientes para atender tanta variedad estilística. Desde luego su participación en Vesperae Solennes de Confessore, de Mozart, que cerró el programa, fue correcta sin más, con escasos matices, sonido demasiado compacto, sin la espacialidad y transparencia necesaria. En medio del singular programa, los poco conocidos Chants d’Auvergne de Joseph Canteloube, obra fresca e interesante pero nada más.
Los solistas vocales, en este caso la reconocida María Bayo, bien en proyección y en el carácter ligero de las piezas. Y en el Mozart, a subrayar la contralto Gemma Coma y las voces masculinas de David Alegret y Joan Martin-Royo, en una versión con tempos rápidos, no convenientes para el coro y los matices de profundidad.