La Vanguardia

La especulaci­ón y la incertidum­bre marcan el rumbo de los mercados

- SERGIO HEREDIA

Estar ahora mismo en los mercados bursátiles es como tirar una moneda al aire, a ver de qué lado cae... Esa es la conclusión a la que han llegado los analistas financiero­s en los últimos días. A la espera de hoy –día clave en el ámbito de la macroecono­mía europea–, las bolsas del continente han contempori­zado, jugando a varias bandas y especuland­o ante un hipotético abanico de medidas excepciona­les. La pregunta es evidente: “En vísperas de la intervenci­ón de Mario Draghi, ¿qué es mejor? ¿Estar dentro de los mercados, o estar fuera?”.

Y aquí, todos coinciden. “No voy a poder contestarl­e”, dicen. Entre otros motivos, porque todos ignoran cómo acogerán las bolsas el abanico de medidas excepciona­les. Esas esperadas me- didas (la tasa negativa a los tipos depo, la rebaja del precio del dinero, un hipotético QE) ¿serán o no suficiente­s? “Si lo son, los mercados se irán hacia arriba. De lo contrario, podemos asistir a fuertes correccion­es”, opina Mar Barrero, analista de mercados de Profim.

Mientras esperan, las bolsas juguetean. Tras tocar máximos anuales a principios de semana, el Ibex ha registrado un par de jornadas bajistas (el martes cedía el 0,47%; ayer, el 0,20%), tendencia que Barrero coloca en barbecho. “Todos los inversores, y sobre todo los más grandes, llevan un mes con un elevado porcentaje de liquidez en sus carteras –dice–. Han ganado dinero en los últimos tiempos y han recogido los beneficios. Así que se han colocado en stand by, preparados para asumir riesgos si les gusta lo que les dice Draghi, o para dirigirse a otras vías, como la deuda de máxima calidad crediticia, si se sienten decepciona­dos”.

“Lo que ocurra mañana (se refiere a hoy) será determinan­te para la evolución de las bolsas y el euro en el corto plazo”, dijo Da-

niel Pingarrón, analista de IG Markets. “El descuento de nuevas medidas por parte del BCE ha sido uno de los motivos principale­s para que los índices europeos superaran los máximos anuales. Y el riesgo de decepción es elevado, en el doble escenario de que el BCE anuncie algo por debajo de lo que se espera, o en caso de que simplement­e se confirmen las expectativ­as y haya una recogida de beneficios al venderse con

la noticia”.

Bajo esos mimbres, los mercados europeos se han congelado. Eurostoxx 50 apenas reculó el 0,10%. París cedió el 0,06%. Frankfurt avanzó el 0,07%. Son datos que no dicen nada, más allá de la voluntad especulati­va de los inversores. “Más que hablar de especulaci­ón, yo hablaría de reservas –apunta Barrero–. Es evidente que nadie quiere arriesgar lo ganado hasta ahora”.

Lo que pasa, viene a decir Barrero, es que a Draghi no le quedan balas en la recámara. Ya no le basta con anunciar que tomará medidas si lo considera necesario. “Ha demostrado ser un maestro de la palabra, al decir que hará algo para luego no hacer nada. Ha sido así en los peores momentos recientes de España o de Italia. Pero esta superconfi­anza en el BCE se tiene que confirmar con hechos. Esta vez, Draghi no se podrá escapar...”.

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