Los otros héroes
La avanzada recreación en 3D de Dassault sobre la logística aliada esclarece el desembarco, al margen del factor humano
Nadie dice que los ingenieros fueran los héroes del desembarco en Normandía pero su papel fue esencial”, señala el muy británico Tim Beckett, cuyo padre, Allan Harry Beckett, es reconocido por la historia como el genio del puerto artificial de Arromanches, clave para la logística de la invasión. Nadie lo dice pero los periodistas acaban de ver la investigación en 3D de la compañía Dassault sobre “las invenciones detrás de los desembarcos aliados” presentada en París, y cabe la tentación de olvidar que Normandía se ganó a base de mucha sangre.
“Mi padre fue uno de las pocas personas que conocieron con antelación los planes. Recibió el encargo de diseñar un puerto artificial, básico para el desembarco”, explica Beckett. A última hora del 6 de junio de 1944, el primer espigón del llamado puerto Mulberry, frente Arromanches, estaba colocado. En los cinco meses siguientes, la obra permitió desembarcar 2,5 millones de hombres, 500.000 vehículos y 4 millones de toneladas de suministros, unas cifras que hablan solas.
El instituto Passion for Innovation ha recuperado tres de las proezas tecnológicas del desembarco para una división de Dassault –que lo ha recreado en 3D–. Sorprendentemente, existía el riesgo de que se perdieran. Se trata del citado puente artificial Mulberry de Arromanches, el modelo de barcazas LCVP –de madera y panza aplanada– de las que se fabricaron 15.000 unidades en los astilleros de Nueva Orleans (sólo se conserva –expuesta en un museo de la ciudad– una unidad y con el agravante de que el Katrina estuvo a punto de destruir los planes originales) y el planeador Waco, un extraño avión de madera contrachapada y sin motor creado por el ingeniero estadounidense Andrew Higgins, con capacidad para trece soldados. Este avión fue utilizado en la madrugada del día D para dejar a centenares de hombres en la retaguardia alemana sin el riesgo o la alerta inherentes a los paracaidistas. “Fueron tres retos, tres muestras de adaptación tecnológica, hechas bajo mucha presión. En una décadas quizás hubieran desaparecido”, señala Mejdi Tayoubi, que dirige la división de Dassault.