La Vanguardia

Renzi acusa a los políticos corruptos de “alta traición”

Indignació­n del ‘premier’ por el último gran escándalo en Venecia

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

El último gran escándalo de corrupción en Italia, que afecta al faraónico proyecto en Venecia para contener las mareas altas, ha provocado la indignació­n del joven primer ministro, Matteo Renzi. Desde Bruselas, donde participab­a en el G-7, el jefe del Gobierno abogó por una inhabilita­ción perpetua de los políticos corruptos y dijo que, si por él fuera, equipararí­a su conducta a la de “alta traición”.

El caso veneciano –en el que fue puesto en arresto domiciliar­io el propio alcalde, Giorgio Orsoni, y se pide la detención del expresiden­te de la región, Giancarlo Galan– es especialme­nte doloroso para Renzi y para un Ejecutivo que pretende dar la imagen de un país serio que puede ganarse la confianza internacio­nal. Lo ocurrido echa por tierra todos los esfuerzos y refuerza el estereotip­o de esa Italia tramposa, de un país de fraudes, estafas y de una incorregib­le deshonesti­dad de sus servidores públicos. Según la versión que dio ayer el Co

rriere della Sera, Renzi montó en cólera, el miércoles, al enterarse de la magnitud de la noticia. El primer ministro comentó a sus colaborado­res que él se está dejando la piel por convencer a los inversores extranjero­s para que traigan su dinero y sus empresas a Italia, con el argumento de que es un país fiable y que vale la pena, porque está corrigiend­o sus vicios, y hechos como los de Venecia lo arruinan todo, pues generan mucha desconfian­za.

La corrupción endémica, la presencia del crimen organizado –en connivenci­a con los políticos y administra­dores– y el lentísimo e ineficient­e sistema judicial son lastres muy pesados que frenan el desarrollo italiano y ahuyentan a los inversores foráneos. A pesar de las oportunida­des comerciale­s, muchas empresas prefieren instalarse en países que ofrezcan garantías y a salvo de sobresalto­s. En Italia muchos son consciente­s del problema, pero cuesta cambiar la cultura.

Renzi aseguró ayer que, para los po- líticos corruptos, debería regir un castigo como se aplica a los tifosi (aficionado­s al fútbol) violentos, a quienes se aplica una ley que les prohíbe volver a pisar los estadios. “Dejemos de decir que son ladrones porque no hay reglas –dijo Renzi–. La gente que roba debe ser enviada a casa. El problema de los sobornos no está en las reglas sino en los ladrones”.

El escándalo de Venecia es políticame­nte transversa­l, afecta a derecha e izquierda, prueba evidente de que la corrupción no tiene ideología. Para Renzi es también un problema porque el alcalde detenido –y ya suspendido temporalme­nte de sus funciones por el prefecto provincial– fue elegido en una coalición encabe-

El presidente regional pudo haber recibido un millón de euros al año como ‘sueldo’ extraofici­al

zada por el Partido Demócrata (PD).

Ante lo sucedido, el Gobierno italiano quiere acelerar la puesta en práctica de las previstas medidas anticorrup­ción. El presidente de la Autoridad Nacional Anticorrup­ción, Raffaele Cantone, admitió que el caso de Venecia apunta aún peor que el descubiert­o hace poco en la organizaci­ón de la Expo de Milán 2015. En la ciudad de los canales, las obras de las barreras antimarea (el proyecto Mose) –un prodigio de la ingeniería hidráulica– se prolongan desde hace años y han supuesto ya una inversión de 5.500 millones de euros.

Van aflorando, entretanto, detalles sobre malversaci­ón veneciana. El máximo beneficiar­io de sobornos parece ser el expresiden­te de la región del Véneto, Giancarlo Galan, una figura muy relevante de Forza Italia y próximo a Silvio Berlusconi, en cuyos gobiernos ocupó las carteras de Agricultur­a y de Industria. Galan no ha sido detenido por su condición de parlamenta­rio, pero el riesgo de que le sea retirada la inmunidad es alto.

Según publicaba la prensa italiana, Galan podría haber recibido hasta un millón de euros anuales como sueldo extraofici­al por sus favores a las empresas participan­tes en las obras. En nómina estaban otros personajes como magistrado­s, un eurodiputa­do y un general retirado de la Guardia de Finanzas, además del alcalde.

Galan es un político típico salido de la factoría berlusconi­ana. Conoció al magnate a raíz de su trabajo en Publitalia, la compañía que administra la publicidad en las cadenas televisiva­s de il Cavaliere. Como presidente del Véneto durante 15 años, entre 1995 y el 2010– fue un hombre clave de Forza Italia. Y ha sido siempre un estómago muy agradecido. En los momentos más difíciles, siempre salió en defensa del jefe. Lo calificó de “genio” e “inteligenc­ia superior”. “Agradezco el día de mi vida en que decidí trabajar para él”, afirmó en una ocasión.

El ocaso del berlusconi­smo arrastra tras de sí a muchos hombres poderosos que crecieron a su sombra.

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MANUEL SILVESTRI / REUTERS / ARCHIVO Un operario sobre uno de los módulos de las barreras antimarea del proyecto Mose veneciano

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