La Vanguardia

Estrella fuera del mapa

Casa Gerardo en Prendes, la cocina asturiana se pone al día

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Es nuestro deber escudriñar el paisaje culinario de la geografía española para descubrir los puntos de interés que en ella se producen. Nuestro país es rico en culinarias multicultu­rales y en recetarios tradiciona­les que, casi siempre, como no podría ser de otra manera, van ligados a los productos que nacen de la tierra o se pescan en nuestras aguas.

Hoy 5 a Taula viaja lejos de su área habitual de influencia para visitar una mítica casa en el Principado de Asturias. El restaurant­e Casa Gerardo data de 1882, cuando Demetrio Fernández Luango, bisabuelo del actual propietari­o, abrió una casa de postas en un lugar donde solían parar las diligencia­s entre Gijón y Avilés. Desde entonces, ningún eslabón de la familia ha estado ausente de la responsabi­lidad histórica de mejorar y engrandece­r el negocio. A finales de los setenta es

Está en una carretera de tránsito pesado y de entorno industrial; sus méritos son extraordin­arios

Pedro Morán quien toma el relevo, y hace más real y fácil lo realizado por su abuelo Gerardo y su madre Ángela.

El diario ABC publica en 1970 el último artículo de Savarin (Conde de los Andes) en el que ya se mencionaba una relación de estima hacia esta casa. En 1983 recibe el Premio Nacional de Gastronomí­a, en 1991 la Michelin roja le concede la estrella y en el 2009 la Guía Repsol le otorga tres soles.

Estos méritos, y más que probableme­nte se merecen, son extraordin­arios teniendo en cuenta el lugar donde se encuentra el restaurant­e, al borde de una carretera de tránsito pesado y de entorno industrial, y el hecho de que su cocina, durante mucho tiempo, ha estado comprometi­da con las tradicione­s regionales.

Pedro Morán y su hijo Marcos han conseguido, estos últimos años, hacer lo más difícil: transforma­r la oferta sin cambiar las raíces, inspirar una nueva y sugerente culinaria comprometi­éndose con el terruño, lo propio, el ADN de los fogones de la casa.

Por este motivo, nos hemos detenido en esta acogedora casa de Prendes donde se dan las condicione­s para disfrutar de uno de los contrastes culinarios más inteligent­es de nuestro país.

La valentía y el sentido propositiv­o de Marcos contrasta y se complement­a con la tradición y la maestría de Pedro. Su generosida­d y fondo humano han permitido abrir las puertas de este restaurant­e a una culinaria más per-

Menús degustació­n largos y con decidida carga creativa conviven con platos de toda la vida, como la fabada

sonal, ingeniosa, técnicamen­te impecable, que convive con admirable armonía con los platos más tradiciona­les de la cocina asturiana de siempre.

La carta plantea para cada cliente un reto de alternanci­as. Menús degustació­n largos y con decidida carga creativa conviven con otros platos de toda la vida, como la fabada, las croquetas de compango (carne de la fabada), el salpicón de bugre o el bacalao con pisto.

Hemos realizado dos visitas este último mes, y en ninguna de las dos hemos podido olvidar las raíces del lugar donde nos encontrába­mos tanto en los platos creativos como en los tradiciona­les. Hemos mezclado los cristales de chopa (sargo) y nabo ahumado, las cocochas planctónic­as confitadas con pil pil de plancton, puerro y cardo, los oricios con jugo de ibérico, cuajada de leche quemada y ajo negro o el salmonete con soja (obra maestra de Marcos), con otros platos insustitui­bles de la casa, como el salpicón de marisco y pargo, las croquetas con carne de la fabada o la sopera humeante con fabes guisadas. El tiempo necesario para los recuerdos y la tradición.

Casa Gerardo es un restaurant­e de muchas visitas y de enfoques variados y a menudo sor- prendentes. Una bonita instalació­n, con un servicio amable y profesiona­l y con una bodega para perderse por toda España.

Nos atrevemos a decir que pocos lugares permiten establecer un equilibrio tan sutil entre tendencias creativas y cocina de producto. Muchos años aprendiend­o el oficio (hablamos de Pedro) y mucha marcha y ambición en la nueva etapa (nos referimos a Marcos). El tiempo dedicado por nuestro joven chef para trabajar en el Isidre de Barcelona, los hermanos Roca en Girona, con Arbelain en Zuberoa, Adrià en Montjoi o Yamamoto en Tokio no ha sido baladí. El Gerardo de hoy, el de Marcos pero también el de Pedro, se proyecta desde Prendes a todo el mundo.

Disfrutemo­s de lo nuestro como un privilegio de los grandes.

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Pedro Morán y su hijo Marcos, del histórico restaurant­e Casa Gerardo

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