La sombra de la sombra
The invisible woman Dirección: Ralph Fiennes
Intérpretes: Ralph Fiennes, Felicity Jones, Kristin Scott Thomas, Tom Burke
Producción: Gran Bretaña, 2013. 111 m. Drama romántico.
Estamos ante una historia de aprendizaje. De doloroso aprendizaje, cabe añadir. El aprendizaje sentimental de una mujer que, después de haber conocido un amor tan inmenso como el sol y las estrellas, y de haber aceptado, en contrapartida, ser la sombra de la sombra del hombre proteico al que ama –que no es otro que el gran escritor Charles Dickens–, después de todo eso, ya ven, esa misma mujer tiene que admitir lo que ha sido: inexistente, apenas nada. Negada y oculta, y, lo que es peor, difuminada frente a sí misma. La mujer invisible. Se podría decir que estamos ante una tragedia si no fuera simplificar en exceso. Y porque el final no está cantado, ni mucho menos. Si algo tiene la segunda película como director de Ralph Fiennes, tras aquel Coriolano de contradictorio recuerdo, es una buena dosis de sutileza.
La mujer invisible se llama Ellen (Felicity Jones), pero cuando la conocemos se llama Nelly. Entre continuas idas y venidas en el tiempo, conocemos su historia junto a Dickens, como conocemos el mundo de Dickens: la amistad del escritor con Wilkie Collins; la mujer de Dickens (estupenda Joana Scanlan), y a buena parte de sus diez hijos. El escritor conoce a Ellen/Nelly cuando ella tiene apenas 18 años y el está instalado en la cincuentena.
Gracias a la portentosa inter- pretación de Fiennes, nos encontramos con un Dickens incansable, crítico con la miseria social pero respetuoso con los códigos morales. Una estrella del momento con sus rincones oscuros, como cuenta Claire Tomalin en la biografía del escritor, y también en la novela The invisible woman, en que se basa el filme.
Mientras que Fiennes, en su faceta de director, nos muestra un entramado de sentimientos complejos –nada es sencillo aquí–, y lo hace sin levantar la voz. Mediante pequeños detalles. Con un estilo adecuado a cada momento: lirico aquí, seco allá. Menos hábil quizá para las explicaciones lógicas: ¿por qué acepta ella tal situación? En cualquier caso Fiennes, el director, no juzga y sabe controlar el tono. Mientras que Fiennes, el actor, como Charles Dickens, nunca cae en la caricatura, el mayor peligro de este filme de miradas y silencios.