“Nubes” e incertidumbre
El sector mundial de la informática empresarial está experimentando el proceso de integración más importante de los últimos treinta años. El motivo, la llegada del cloud computing y de modalidades de contratación como el software como servicio (SaaS), –la empresa paga por el uso efectivo del software, no por su compra– preferida por las empresas y que generará un gran impacto económico.
Estamos en un proceso de comoditización del software empresarial. El cliente cada vez aprecia menos el valor de una solución ya que tiende a pensar que todas aportan lo mismo. Ello se debe a la existencia de soluciones en la nube, más sencillas, auto-instalables y flexibles con menor coste de implantación y menor riesgo para el cliente, que puede elegir para cada necesidad al mejor proveedor.
Soluciones que ponen en peligro el modelo tradicional de negocio de las empresas de software basado en la venta de licencias en modo perpetuo. A partir de ahora las fuentes de ingresos cambian. Tienden a desaparecer los ingresos por venta de licencias y, consecuentemente, sus cuotas de mantenimiento. Se mantienen los ingresos por servicios profesionales y aparecen los
Al cliente le es indiferente la marca del ordenador o la base de datos siempre que reciba un buen servicio
ingresos por SaaS. La desaparición paulatina de la venta de licencias perpetuas provoca una importante repercusión financiera: el modelo SaaS va a generar, durante un tiempo, un impacto negativo en las cuentas de resultados del fabricante, por falta de liquidez a corto y medio plazo.
¿Qué pasa con la cadena de valor? Para continuar siendo independientes los distintos actores necesitan manejar y controlar la cadena de valor completa. Una muestra son las recientes compras de los principales fabricantes de soluciones y aplicaciones de otras empresas de hardware, de bases de datos o de componentes tecnológicos. Lo hacen para convertirse en empresas integradas, que ofrezcan un servicio global, completo y único. Más en detalle, parece que fabricantes de hardware, de middleware, de sistemas operativos y de bases de datos entrarán en una fase de debilidad porque deberán entenderse cada vez con menos actores y más expertos. Los creadores de aplicaciones y soluciones están bien posicionados, pero conscientes de que todas las soluciones y aplicaciones “hacen lo mismo”. Y en lo que a servicios profesionales se refiere, se mantendrán sólo los expertos en el sector que aporten mejoras en los procesos y ventajas competitivas sostenibles.
Pero sí que hay un ganador claro, el cliente final, a quien le es indiferente la marca de los ordenadores que están en la nube –¿alguien se pregunta de qué marca es el hardware de Google?– o la base de datos que utiliza, siempre y cuando reciba un buen servicio.