Un olivar con vistas al mar
La Casa Museu Salvador Dalí de Portlligat, el lugar donde el pintor vivió y trabajó durante más de cuarenta años, hasta la muerte de Gala en 1982, cuenta desde ayer con nuevos espacios abiertos al público. Así, se ha ampliado el recorrido por el olivar que rodea la finca, un auténtico remanso de paz con vistas a la bahía de Portlligat. Un lugar en el que Dalí recibía a sus admiradores, pero en el que también pintaba o realizaba performances y donde reposa el famoso Cristo de la Basura, una escultura efímera de grandes dimensiones, realizada con piedras y tejas procedentes de un aguacero que afectó Portlligat. “El olivar era uno de los rincones privilegiados de Dalí”, explicó ayer su amigo y confidente Antoni Pitxot, ahora direc- tor del Teatre-Museu Dalí. Pitxot recuerda los días en qué accedían a la finca con el Cadillac del artista y que aparcaba en el garaje, ahora reconvertido en una sala audiovisual en el que se proyectan dos documentales sobre la vida y obra de Dalí. El garaje es otro de los nuevos espacios que los más de 100.000 visitantes que pasan cada año por la casa museo también pueden contemplar. Además se ha habilitado un mirador sobre la bahía de Portlligat –con unas sillas de seis patas ligeramente reclinadas, ideadas por el artista– para la contemplación y el goce del paisaje.
La estancia del turista en es- te lugar es ilimitada. La apertura de nuevos espacios es uno de los objetivos de la Fundación desde que abrió al público la casa museo en 1997. Desde entonces ha incluido en la visita la barraca Leveroni –que perteneció a la poeta Rosa Leveroni–, con las maquetas de la evolución arquitectónica de la casa, una secuencia biográfica de los Dalí y un audiovisual, así como el Palomar y la Torre de les Ollas, donde Dalí realizaba acciones artísticas efímeras.