Alcántara como Tintín
La reconciliación de Antonio y Merche (aplauso a Ana Duato por su papel) alivia a los telespectadores
Tantos años de Cuéntame... han llevado a sus creadores a jugar para no aburrirse, y por eso han ido saltando del costumbrismo al melodrama, de la fotonovela a la crónica social, de la comedia a la tragedia, del drama sentimental al thriller policiaco, y en esta clave negra y mafiosa se ha despedido el último capítulo de esta temporada (La 1, jueves noche). ¡Quién iba a decirnos que acabaríamos viendo a Antonio Alcántara, exujier, eximpresor, exestampador y exbodeguero, en una persecución trepidante por las callejas de la casba de Tánger! Y acompañado por Mercedes, y amenazados por un policía corrupto y asesino, corre que te corre, ayudados por un morito con chilaba. A los que disfrutamos con las aventuras de Tintín nos ha resultado muy familiar y gozoso este capítulo. Con un satisfactorio final, porque hemos reconciliado a Antonio y Merche tras su separación conyugal por el escarceo sentimental de él con otra (Ariadna Gil). El acercamiento de la pareja lo ha propiciado la tensión dramática por la desaparición de Toni, su hijo mayor, a punto de palmar en un sabotaje. Las dos tramas, la de acción y la sentimental, se han trenzado con acierto: la estampa de Merche y Antonio durmiendo juntos en el avión de vuelta a Madrid, la cabeza de ella en el hombro de él, ha aliviado a miles de telespectadores a los que desasosegaba la ruptura de esta pareja, icono y trasunto del matrimonio español de toda la vida. Ana Duato, en su papel de Merche, sabe imprimir la emoción justa, consigue hacer creíble a esa madre angustiada y esposa dolida que hace de tripas corazón. Un aplauso para ella. También para Imanol Arias (aunque en una entrevista el martes en RAC1 hablase más de la cuenta, al desvelarle a Jordi Basté que Toni no moría). Narrativamente, lo peor de esta temporada han sido los traumas de Carlitos tras su paso por la cárcel; lo mejor, el drama sentimental del matrimonio Alcántara: no sé qué será de esta familia en el futuro (estamos “sólo” en 1983), pero ha sabido conquistar un lugar en el imaginario de los telespectadores (24% de cuota de pantalla) y queda mucho por contar. Estaría bien que los personajes pasaran por 1992 y que hubiese una trama barcelonesa y olímpica. Una serie de televisión puede cohesionar más a un país que una corona. Y los Alcántara verían en su televisor desfilar a un abanderado olímpico principesco que será ya rey cuando se contemple a sí mismo en ese episodio de Cuéntame...
‘EL JUEVES’. Sergio Martín, en su jugoso y juguetón informativo La noche en el canal 24 Horas (redifundido de madrugada en La 1, acabo viéndolo cada día), informó la noche del jueves de la dimisión de los dibujantes de El Jueves... sin mostrar la portada censurada (el Rey pasa al Príncipe una corona cargada de caca). Entiendo que la televisión pública sea cuidadosa, pero a estas alturas el periodismo debiera estar por encima de todo: el mal gusto del dibujo no es excusa (está en las redes), La tele sirve para mostrar, y si no muestra... fomenta la desconfianza.
De la abdicación del Rey, me quedo con la pregunta en directo de Jorge Javier Vázquez al concursante chino de Supervivientes: “¿Cómo lo hará Letizia como reina?”. Respuesta: “No sé, yo soy muy inculto”. Esto es honradez intelectual, no la de tanto tertuliano de esta semana (yo incluido).
@victoramela