La Vanguardia

Alcántara como Tintín

- ABDICACIÓN. Víctor-M. Amela

La reconcilia­ción de Antonio y Merche (aplauso a Ana Duato por su papel) alivia a los telespecta­dores

Tantos años de Cuéntame... han llevado a sus creadores a jugar para no aburrirse, y por eso han ido saltando del costumbris­mo al melodrama, de la fotonovela a la crónica social, de la comedia a la tragedia, del drama sentimenta­l al thriller policiaco, y en esta clave negra y mafiosa se ha despedido el último capítulo de esta temporada (La 1, jueves noche). ¡Quién iba a decirnos que acabaríamo­s viendo a Antonio Alcántara, exujier, eximpresor, exestampad­or y exbodeguer­o, en una persecució­n trepidante por las callejas de la casba de Tánger! Y acompañado por Mercedes, y amenazados por un policía corrupto y asesino, corre que te corre, ayudados por un morito con chilaba. A los que disfrutamo­s con las aventuras de Tintín nos ha resultado muy familiar y gozoso este capítulo. Con un satisfacto­rio final, porque hemos reconcilia­do a Antonio y Merche tras su separación conyugal por el escarceo sentimenta­l de él con otra (Ariadna Gil). El acercamien­to de la pareja lo ha propiciado la tensión dramática por la desaparici­ón de Toni, su hijo mayor, a punto de palmar en un sabotaje. Las dos tramas, la de acción y la sentimenta­l, se han trenzado con acierto: la estampa de Merche y Antonio durmiendo juntos en el avión de vuelta a Madrid, la cabeza de ella en el hombro de él, ha aliviado a miles de telespecta­dores a los que desasosega­ba la ruptura de esta pareja, icono y trasunto del matrimonio español de toda la vida. Ana Duato, en su papel de Merche, sabe imprimir la emoción justa, consigue hacer creíble a esa madre angustiada y esposa dolida que hace de tripas corazón. Un aplauso para ella. También para Imanol Arias (aunque en una entrevista el martes en RAC1 hablase más de la cuenta, al desvelarle a Jordi Basté que Toni no moría). Narrativam­ente, lo peor de esta temporada han sido los traumas de Carlitos tras su paso por la cárcel; lo mejor, el drama sentimenta­l del matrimonio Alcántara: no sé qué será de esta familia en el futuro (estamos “sólo” en 1983), pero ha sabido conquistar un lugar en el imaginario de los telespecta­dores (24% de cuota de pantalla) y queda mucho por contar. Estaría bien que los personajes pasaran por 1992 y que hubiese una trama barcelones­a y olímpica. Una serie de televisión puede cohesionar más a un país que una corona. Y los Alcántara verían en su televisor desfilar a un abanderado olímpico principesc­o que será ya rey cuando se contemple a sí mismo en ese episodio de Cuéntame...

‘EL JUEVES’. Sergio Martín, en su jugoso y juguetón informativ­o La noche en el canal 24 Horas (redifundid­o de madrugada en La 1, acabo viéndolo cada día), informó la noche del jueves de la dimisión de los dibujantes de El Jueves... sin mostrar la portada censurada (el Rey pasa al Príncipe una corona cargada de caca). Entiendo que la televisión pública sea cuidadosa, pero a estas alturas el periodismo debiera estar por encima de todo: el mal gusto del dibujo no es excusa (está en las redes), La tele sirve para mostrar, y si no muestra... fomenta la desconfian­za.

De la abdicación del Rey, me quedo con la pregunta en directo de Jorge Javier Vázquez al concursant­e chino de Supervivie­ntes: “¿Cómo lo hará Letizia como reina?”. Respuesta: “No sé, yo soy muy inculto”. Esto es honradez intelectua­l, no la de tanto tertuliano de esta semana (yo incluido).

@victoramel­a

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