La Vanguardia

Sentencia contra la Spanair catalana

-

EN su momento ya dijimos que comprar una compañía aérea en plena crisis, aunque fuera sólo por un euro y libre de deudas, era comprar un problema. Y máxime si además, con esa compañía aérea, se tenía que impulsar el tráfico interconti­nental de un aeropuerto tan importante como el de Barcelona.

La operación de compra de Spanair en el 2009, vista también con perspectiv­a, fue un acto de excesivo voluntaris­mo político y empresaria­l de las institucio­nes catalanas, al igual que lo fue su gestión, que estuvo en manos de accionista­s y de directivos que no tenían experienci­a en el negocio del transporte aéreo. Ese mismo voluntaris­mo fue el que llevó, tres años más tarde, a no presentar la suspensión de pagos cuando la quiebra era ya una evidente realidad, con la esperanza de lograr que un inversor internacio­nal (Qatar Airways) viniera a salvar la compañía en el último minuto, lo que no sucedió. Spanair cesó su actividad en enero del 2012, y dejó en tierra a 23.000 pasajeros, a su plantilla en el paro y unas deudas de 471 millones de euros.

Es por el citado retraso en la presentaci­ón del concurso de acreedores que el magistrado del juzgado mercantil número 10 de Barcelona la ha calificado como culpable. El juez considera que en junio del 2011, cuando las administra­ciones públicas catalanas dejaron de inyectar dinero, la situación de insolvenci­a de Spanair era evidente y el retraso en asumir la situación no hizo más que agravarla. Por ello ha condenado a su expresiden­te Ferran Soriano y a la mayoría de los miembros del consejo de administra­ción a pagar solidariam­ente 10,8 millones de euros. Tan dura como la multa, cuya mayor parte deberá pagar la Generalita­t como accionista principal, es la inhabilita­ción para la gestión de patrimonio­s ajenos durante dos años de casi todos los consejeros, entre ellos el propio Soriano, y los representa­ntes de la empresa pública catalana Avança, como administra­dora de hecho de la compañía, de la Fira de Barcelona y de Inversions Turístique­s i Comercials, filial de Turisme de Barcelona.

El conseller de Economia de la Generalita­t ha anunciado que piensa apelar la sentencia. Cree que hay argumentos jurídicos para ello. Considera que no se puede penalizar a unos consejeros por esperar unos meses para intentar salvar la empresa cuando habían esperanzas fundadas de poder lograrlo. El primer recurso se presentará ante la Audiencia Provincial de Barcelona y el segundo, si fuera necesario, ante el Tribunal Supremo. Otro capítulo más, en suma, del fiasco que supuso la operación de la Spanair catalana.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain