La recuperada Barcelona de Gaziel
Libro de artículos de Agustí Calvet
Expresiones como la “sórdida cuadrícula del Ensanche”, la “plaza (Catalunya) inacabada”, la “fiesta mayor más copiosa, pero también la más efímera” un acto presidido por el alcalde, Xavier Trias, que también ha prologado el libro de escritos de Gaziel (1887-1964), que dirigió La
Vanguardia entre 1920 y 1936. El actual director de este diario, Màrius Carol, glosó a Gaziel como hombre comprometido con Catalunya al cual “si las autoridades le hubiesen hecho un poco de caso, mejor nos habría ido a todos”.
Xavier Trias describió a Agustí Calvet como el periodista “más importante de su generación, renovador y comprometido con Catalunya”. También apuntó “que ha sido uno de los mejores analistas de la realidad política”.
El espíritu crítico sobre la transformación de la Barcelona que siguió a la Primera Guerra Mundial, que Gaziel vivió como corresponsal en París, aparece en estos escritos. “Como sintetizó con precisión Enric Juliana, Gaziel regañaba”, apunta en el epílogo del libro el filólogo y escritor Jordi Amat. Regañaba a los ayuntamientos, a Primo de Rivera, a Puig i Cadafalch, a una burguesía que consideraba poco cultivada… regañaba por asuntos políticos. Es durísimo con el “anarquismo crónico” en la República. Pero también (y esto es lo que más destaca en esta selección) por temas urbanísticos y por alardes (la Exposición Internacional) que veía mal planteados y carísimos.
Nacido en Sant Feliu de
Las estampas y crónicas retratan una Barcelona en plena ebullición y transformación
Guíxols, el barcelonés Gaziel vivió en Sarrià. Sus trayectos a diario con el tren, primero en superficie, luego subterráneo, le sirvieron para elaborar, como se comprueba en el libro, artículos casi bucólicos sobre los paisajes de Barcelona, las vistas sobre la llanura. No sólo se ocupó de cuestiones de la política y la guerra, sino de detalles de la vida urbana, desde los tilos de la rambla Catalunya hasta los paseos dominicales por la Diagonal. “No es costumbrismo sin más –decía ayer Jordi Amat–. Quien comparece aquí es un periodista travestido de filósofo de la vida cotidiana”.