Minigolf República
La primera noticia del golf miniatura en La Vanguardia es una fotografía fechada en Londres en agosto de 1930: “Un pequeño aparato que constituye un campo de golf en miniatura que ha elevado este deporte a las clases populares”. Pero cuando llega a Barcelona el golf en miniatura se reviste de prestigio aristocrático. 9 de enero de 1931: los deportistas de la buena sociedad ven con muy buenos ojos la iniciativa de abrir un Golf Estudio en Sarrià. 1 de abril: “Damas elegantes, muchachas bonitas, señoras graves, jóvenes deportivos, en fin, todo lo que Barcelona tiene de aristocrático y deportivo” asisten al estreno del Golf Comtal, en la Rambla dels Estudis. El 14 de abril se proclama la República. A continuación, se abren compulsivamente nuevas pistas: Hotel Oriente, Excelsior, Maricel Park, Casino de los baños de San Sebastián, Edén Concert, Tibidabo y Palacio de los Deportes, en el paseo de Gràcia.
Después de unos meses de gloria, la decadencia, la coña y el cachondeo. A finales de 1931 El Be Negre anuncia: “Els claustres de la catedral, a més de les oques i l’ou com balla, dintre de poc es veuran amenitzats amb un divertit golf en miniatura, el qual, a més, oferirà la particularitat d’ésser amb indulgencies”. La Vanguardia publica que Eddie Cantor (el protagonista de la primera película sonora, embetumado de negro) había grabado la canción Since They're all Playing Miniature Golf, y no había vendido ni un disco. Rosa M. Arquimbau –si: ¡ella!– dedicó un comentario al golf en miniatura en La Rambla. Una pareja llega de weekend. Cansado de toda la semana poniéndole cuernos a la señora, el ti- po tiene ganas de acostarse, pero accede a jugar una partida. Se enfundan unos pullovers extremadísimos y empiezan a sortear obstáculos arbitrarios: un elefante, una pirámide y –¡qué bueno!– un montón de ejemplares atrasados del diario Abc. En la revista Xut! del 23 de febrero de 1932 anunciaban la decadencia del nuevo deporte, con una parodia de los artículos modernos de Arquimbau. Los
senyors Esteve barceloneses se lamentan de lo superefímero de la moda: ¡tan contentos que estaban con las copas de campeones de golf en miniatura que les daban en el Excelsior y el Maricel Park!
La puntilla la dio Xut! en el número del primer aniversario de la República, el 13 de abril de 1932: “Del golf en miniatura ja gairebé no se’n parla. Potser més val així. Quant menys pels abnegats jugadors de Sant Cugat, els quals, amb aquest motiu, tornaran a disfrutar del prestigi que els boletaires i els viatgers dels Ferrocarrils de Catalunya els havien concedit”. El selecto golf de San Cugat existía desde 1914. Clases populares, aristócratas, senyors Esteve, burgueses: las clases sociales bien separadas de los años treinta. Habrá que esperar veinte años, a que el golf en miniatura reaparezca como minigolf, para que empiecen a acortarse las distancias.