Lluís Soler debuta como director
La voz profunda y resonante de Lluís Soler no se escuchará en su nuevo espectáculo: por primera vez, él es el director. Y estará viendo entre bambalinas cómo Àlex Casanovas y Mercè Pons dan vida sobre las tablas de la Sala Muntaner a Pensaments secrets, un pequeño tratado sobre las relaciones humanas, sobre la ciencia y el alma, sobre la fortaleza y la fidelidad. Una obra del británico David Lodge, quien primero la publicó como novela y luego la adaptó al teatro reduciendo sus personajes a dos: Ralph, un neurocientífico casado y mujeriego, y Helen, una escritora que ha enviudado recientemente y tiene convicciones católicas.
Soler sonríe al explicar que como actor, al interpretar un espectáculo “uno siempre piensa qué cosas haría, siempre tiene dentro, inconscientemente, un pequeño director”. Y ha encontrado la oportunidad de sacarlo fuera: le pasaron el texto, le gustó mucho, Àlex Casanovas y Mercè Pons dijeron que sí, también la sala Muntaner... “Me lo pusieron tan bien que si no lo hacía ahora no lo haría nunca. Todo estaba de cara”, reconoce. Y la experiencia, dice, “ha sido muy buena, ha habido un par de momentos en los que parecía que todo se oscurecía y me preguntaba cómo lo haría, pero he tenido un gran equipo conmigo y todo se ha solucionado”.
El director explica que en la obra los protagonistas difieren sobre si todo lo que somos está en el cerebro o si hay alguna cosa más, misteriosa, en el ser humano, se le llame alma, espíritu o de otro modo. Una discusión que plantea muchas preguntas pero que acaba cediendo ante los sentimientos: comienza una re- lación que no le conviene a ninguno de los dos. Y ambos empezarán desde sus respectivas visiones un diario sobre esa relación: él grabando sus opiniones, ella escribiendo, desvelando ambos sus pensamientos más secretos, a veces nada cercanos a la racionalidad científica.