Piqué y las dos Españas
Llevo en la selección española desde los 16 años y nunca he fallado”. Gerard Piqué, como tantos de su generación, ha vivido sin necesidad de comprender la profundidad del verso machadiano sobre las “dos Españas”, a diferencia de quienes nos agarramos a él para creer que aquel país cuartelero tenía futuro.
El desafío de Catalunya está resucitando la idea de las dos Españas y cada uno es muy libre de elegir bando o de, simplemente, no elegirlo. Si sigo con el asunto después de la “escuadra” del sábado del colega Jordi Costa es por la frase del jugador que encabeza este texto, dicha anteayer. Es de una obviedad y contundencia que debería zanjar una polémica anacrónica, alimentada por las redes sociales, un espacio perfecto para universalizar la estupidez humana y revestirla de honorabilidad. Piqué y varios jugadores catalanes han sido decisivos en el esplendor de la roja, sin cuya contribución –y la de Luis Aragonés, Del Bosque, Casillas y tantos otros– España seguiría siendo una selección cargada de complejos. Esto también es obvio pero no está de más recordarlo, y eso que fue ayer.
Entristece que el ciudadano Piqué tenga que salir al paso de su libertad de expresión y dar explicaciones desde el banquillo de los acusados. Y confirma el temor –de quienes, como yo, defendemos el entendimiento con España– que el enemigo está en casa. Hay actitudes patrióticas que asustan y una es olvidar la aportación de Piqué –en su mejor versión–, en el Mundial de Sudáfrica, todo porque ha asistido a una manifestación independentista. Reaparece una cierta España, cerril y jacobina –y no a la manera inteligentemente francesa– que devora a los hijos y sólo beneficia a sus detractores.
¿Se respetaría la libertad a Iniesta o Xavi, por ejemplo, si se hubieran manifestado en Tarragona?
El caso tiene su reverso. ¿Acaso no arderían algunas redes sociales si los iconos del Barça se manifestaran favorables a seguir dentro de España? ¿Se les respetaría la libertad y su derecho de expresión? ¿Habría algún abucheo en el Camp Nou a Xavi, Iniesta o Alba, por ejemplo, si se hubieran manifestado en Tarragona con una bandera española y otra catalana? Machado, Machado, que te criaste en Sevilla y descansas en Colliure...
Hay otro factor inquietante. Una parte de la sociedad sigue negando el derecho de los deportistas a pensar por su cuenta y estos, a su vez, parecen cómodos en este terreno de juego paternalista. “No hay que mezclar política y deporte”, se decía durante el franquismo. La idea caló y aún subyace, sobre todo cuando el deportista ejerce su libertad, como ha hecho Gerard Piqué, a quien hay que animar a que siga haciendo lo que quiera en su tiempo libre, siempre y cuando no le aleje mucho de su profesión, tan exigente. Las sociedades de masas asignan a los héroes deportivos un espacio curioso: el pedestal de Don Tancredo, o el silencio a cambio de las prebendas. Y los deportistas, supongo que por la cuenta que les trae (los anuncios), optan a menudo por la quietud aún a costa de parecer menos inteligentes de lo que son. No deja de ser curioso que Piqué y Xavi fueran los únicos futbolistas catalanes que asistieran a una manifestación tan multitudinaria. Ojalá que quienes no fueron lo hicieran por convicciones y no por miedo al qué dirán.