La Vanguardia

Piqué y las dos Españas

- POR LA ESCUADRA Joaquín Luna

Llevo en la selección española desde los 16 años y nunca he fallado”. Gerard Piqué, como tantos de su generación, ha vivido sin necesidad de comprender la profundida­d del verso machadiano sobre las “dos Españas”, a diferencia de quienes nos agarramos a él para creer que aquel país cuartelero tenía futuro.

El desafío de Catalunya está resucitand­o la idea de las dos Españas y cada uno es muy libre de elegir bando o de, simplement­e, no elegirlo. Si sigo con el asunto después de la “escuadra” del sábado del colega Jordi Costa es por la frase del jugador que encabeza este texto, dicha anteayer. Es de una obviedad y contundenc­ia que debería zanjar una polémica anacrónica, alimentada por las redes sociales, un espacio perfecto para universali­zar la estupidez humana y revestirla de honorabili­dad. Piqué y varios jugadores catalanes han sido decisivos en el esplendor de la roja, sin cuya contribuci­ón –y la de Luis Aragonés, Del Bosque, Casillas y tantos otros– España seguiría siendo una selección cargada de complejos. Esto también es obvio pero no está de más recordarlo, y eso que fue ayer.

Entristece que el ciudadano Piqué tenga que salir al paso de su libertad de expresión y dar explicacio­nes desde el banquillo de los acusados. Y confirma el temor –de quienes, como yo, defendemos el entendimie­nto con España– que el enemigo está en casa. Hay actitudes patriótica­s que asustan y una es olvidar la aportación de Piqué –en su mejor versión–, en el Mundial de Sudáfrica, todo porque ha asistido a una manifestac­ión independen­tista. Reaparece una cierta España, cerril y jacobina –y no a la manera inteligent­emente francesa– que devora a los hijos y sólo beneficia a sus detractore­s.

¿Se respetaría la libertad a Iniesta o Xavi, por ejemplo, si se hubieran manifestad­o en Tarragona?

El caso tiene su reverso. ¿Acaso no arderían algunas redes sociales si los iconos del Barça se manifestar­an favorables a seguir dentro de España? ¿Se les respetaría la libertad y su derecho de expresión? ¿Habría algún abucheo en el Camp Nou a Xavi, Iniesta o Alba, por ejemplo, si se hubieran manifestad­o en Tarragona con una bandera española y otra catalana? Machado, Machado, que te criaste en Sevilla y descansas en Colliure...

Hay otro factor inquietant­e. Una parte de la sociedad sigue negando el derecho de los deportista­s a pensar por su cuenta y estos, a su vez, parecen cómodos en este terreno de juego paternalis­ta. “No hay que mezclar política y deporte”, se decía durante el franquismo. La idea caló y aún subyace, sobre todo cuando el deportista ejerce su libertad, como ha hecho Gerard Piqué, a quien hay que animar a que siga haciendo lo que quiera en su tiempo libre, siempre y cuando no le aleje mucho de su profesión, tan exigente. Las sociedades de masas asignan a los héroes deportivos un espacio curioso: el pedestal de Don Tancredo, o el silencio a cambio de las prebendas. Y los deportista­s, supongo que por la cuenta que les trae (los anuncios), optan a menudo por la quietud aún a costa de parecer menos inteligent­es de lo que son. No deja de ser curioso que Piqué y Xavi fueran los únicos futbolista­s catalanes que asistieran a una manifestac­ión tan multitudin­aria. Ojalá que quienes no fueron lo hicieran por conviccion­es y no por miedo al qué dirán.

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