El usuario inútil resintoniza los canales
Si usted mantiene una relación difícil con su televisor, tendrá que volver a pasar por la humillación de resintonizar los canales. La TDT, que ha certificado el abismo existente entre las expectativas propagandísticas de un invento y su escandalosa realidad, nos ha puesto a prueba. Desde que se impuso en nuestras vidas, hemos soportado todo tipo de calamidades. Como la memoria es indulgente, hemos olvidado los meses y años de conexión defectuosa (SIN SEÑAL) o las veces que, impotentes, consultamos (y pagamos) a técnicos que, tras subirse a azoteas y tirar metros de cables, se rindieron a la evidencia de la defectuosidad del invento. Hoy, algunos usuarios desamparados deberán enfrentarse a la resintonización obligatoria. Observadlos: con el mando en la mano, sienten la inquie- tud de acertar con la tecla adecuada y, a partir del menú, superar las pantallas que llevan a la sintonización automática. Si todo va bien, el televisor reacciona e, imitando el runrún reflexivo de un ordenador, piensa mientras ordena sus nuevas frecuencias. El usuario espera y ve cómo se acumulan hasta completar una cifra aleatoria: 95. Luego, el diagnóstico es de una parquedad mejorable: HECHO. Intrigado por saber cuál es el nuevo orden, el usuario constata que algunos canales añaden informaciones inquietantes: NEOX DESAPARECE, CUATRO HD DEFINITIVO. Incapaz de ordenar los canales a su manera, el usuario (el usuario inútil, se entiende) se resigna a aprender el nuevo orden. Si antes La Sexta era el 45, ahora es el 11. Sólo algunos canales (Telecinco y La 1) se sitúan en la casilla que les corresponde. El usuario sabe que esta asignación es reversible, pero le avergüenza pedir ayuda para cambiarla porque, además, recuerda que la última vez que contrató a un técnico (60 euros), perdió una docena de canales por el camino y fue víctima de un sermón sobre la idoneidad de instalar la televisión por internet y un sistema de grabación sofisticado que permite evitar anuncios y acumular programas “cuando sales”. El usuario no fue lo bastante valiente para decir al técnico que precisamente le gustaba ver televisión porque “nunca sale”. Ahora se siente estimulado por la nueva geometría de la parrilla, evita las zonas oscuras (canales reservados a agujeros negros vagamente mafiosos), se familiariza con la nueva asignación (8 TV será el 18) y reza para que no aparezca en la pantalla ninguna indicación que diga: USUARIO DESAPARECE.