Nueva York se abre al islam
Las escuelas públicas de la ciudad incluirán dos fiestas musulmanas
La ciudad que sufrió el mayor castigo de los atentados del 11-S del 2001 –casi 3.000 muertos– ha dado una muestra de concordia. El gesto se dirige hacia el colectivo que más hostilidad despierta, pese al paso de los años, a causa de ese ataque al corazón financiero y a la propia autoestima.
El alcalde Bill de Blasio cumple su compromiso de integración. En un momento en que los conservadores critican al presidente Obama por negarse a usar la expresión “radicalismo islámico” –dicen que se pierde energía en la lucha contra el Estado Islámico o Al Qaeda–, De Blasio le ha echado un capote a Obama. O todavía ha atizado más la hoguera.
Nueva York se convertirá el próximo curso en la primera gran metrópolis de Estados Unidos que incluirá entre los festivos de las escuelas públicas las dos principales celebraciones religiosas del calendario musulmán. Otros municipios en el país –en Vermont, Massachusetts, Michigan o Nueva Jersey– ya adoptaron decisiones similares.
Pero ninguno de esos tiene el peso de Nueva York, la ciudad con un número récord de estudiantes en Estados Unidos dentro del sistema público –1,1 millones, de los que el 10% son musulmanes– ni su carga simbólica.
Al tratarse de un calendario lunar, sólo la fiesta del sacrificio o del cordero (Eid al Adha) tendrá una influencia inmediata. Las escuelas cerrarán el 24 de septiembre. La otra, la fiesta de ruptura del ayuno (Eid al Fitr), es el 17 de julio en el 2016, en pleno verano.
Además de los festivos civiles –Labor Day, Memorial Day, Acción de Gracias, las jornadas en honor de los veteranos, de Martin Luther King o de Colón, y el día de elecciones–, las escuelas neoyorquinas rendirán tributo a las tres grandes religiones abrahámicas. “Somos una nación que se edificó en la multife y la multidiversidad”, sentenció De Blasio.
El programa del 2015-2016 resulta curioso. Arranca el 9 de sep- tiembre (miércoles). Ese primer fin de semana será largo, porque el 14 y el 15, las puertas estarán cerradas para conmemorar el Rosh Hashanah judío. Esa circunstancia se repetirá una semana después: el 23 se festejará Yom Kippur, por los judíos, y el 24 el eid al Adha de los musulmanes.
“Es un momento histórico para nuestros país”, proclamó De Blasio al hacer el anuncio de esta modificación en el calendario. “Es una cuestión de justicia, simplemente esto”, añadió el mayor.
Durante la época de la alcaldía de Michael Bloomberg, que ganó la vara de mando a los dos meses del derrumbe de las Torres Gemelas, diferentes investigaciones periodísticas desvelaron que la policía neoyorquina se había infiltrado en las mezquitas y entre grupos de musulmanes en los años posteriores al 11-S. También denunciaron la existencia de un programa especial de vigilancia.
De Blasio apostó en su campaña por la convivencia. Una de sus promesas fue precisamente la modificación del calendario esco- lar para satisfacer las demandas de los musulmanes. Sus hijos, que debían cumplir con las fiestas cristianas o judías, se veían con el dilema de saltarse las suyas o hacer campana.
“La palabra es respeto. Respeto –añadió De Blasio– por una de las grandes religiones de la tierra. Respeto por las familias de esta ciudad, familias que forman parte del tejido, del núcleo. Esas familias se merecen respeto”.
Su gesto llega en un momento crítico. El campus de la Universidad de Duke (Carolina del Norte) canceló su proyecto de hacer sonar la llamada a la oración de los musulmanes. En Chapel Hill, localidad de este mismo estado, tres jóvenes que profesaban esa religión fueron asesinados, lo que despertó el temor a una reacción antimusulmana. La semana pasada, la policía detuvo a tres vecinos de Brooklyn por su supuesto intento de viajar a Estambul y sumarse al Estado Islámico.
Los colectivos musulmanes festejaron la decisión del alcalde como una victoria. “Vamos a mantener nuestro apoyo a los que cumplen sus promesas con nuestra comunidad”, afirmó Linda Sarsour, directora ejecutiva de la Arab American Association. “La incorporación de nuestras vacaciones es una señal de que los musulmanes tenemos un papel en la política y en la sociedad de Estados Unidos”, señaló en un comunicado Ibrahim Hooper, portavoz para el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas, la mayor organización del país en defensa de los derechos de este colectivo.
De Blasio consideró que esta iniciativa contribuirá a combatir uno de los déficits de Estados Unidos y de Nueva York: el desconocimiento de la fe de los musulmanes. Su consejera de educación, Carmen Fariña, argumenta que incluir estos dos festivos permitirá que los niños –y sus padres– sepan el significado de esas conmemoraciones. Fariña lanzó un mensaje tranquilizador. Los sacarán de donde sea, pero continuará habiendo 180 días obligatorios de asistencia al colegio.
“Esta es una comunidad que crece en la ciudad y en las escuelas –insistió De Blasio– y queremos reconocerla y trabajar con ella. Los que critican deberían volver a leer la Constitucion”.
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