La Vanguardia

La mariscada de Leo

El crack regala a Europa una exhibición única a la que sólo le faltó el gol

- ANTONI LÓPEZ

Carlo Ancelotti invitó a sus jugadores a una mariscada para recomponer los ánimos con vistas al clásico y Messi se ocupó de que la digestión fuera pesada y las perspectiv­as blancas, oscuras. La exhibición que realizó ayer el argentino muestra que está en otra dimensión y ridiculiza a quien se le pretenda equiparar. No es un adversario cualquiera, es el campeón de la Premier League el que sucumbió a la memorable actuación del 10 blaugrana, una lección después de otra. Toda pelota que circulaba por sus pies, y fueron abundantes en todas las posiciones de ataque, adquiría motivos para terminar en la red.

Pep Guardiola reaccionó con aplausos a la majestuosa asistencia del crack que convirtió Rakitic y se tapó los ojos con gesto de incredulid­ad cuando tiró una enorme sotana sobre Milner, un malabar que anteriorme­nte había aplicado sobre Fernandinh­o.

Ni por lo civil, ni por lo criminal, no había forma humana de parar al crack. “Messi es indiscutib­lemente el mayor jugador que se ha calzado un par de botas de fútbol. Que nadie intente discutirlo”, tuiteó Gary Lineker. El Camp Nou, con la mejor entrada de la temporada, aclamaba a un artista que tuvo el generador permanente­mente conectado. Cuando en la segunda parte fracasó por dos veces en el intento de desbordar a Hart en enfrentami­entos individual­es, el público siguió coreando el nombre de Messi. Con este hombre a pleno rendimient­o, el campeón de la Champions no puede aspirar en el estadio blaugrana a mucho más que el de la Premier. Lo único que puede reprochars­e un Barça fabuloso al contragolp­e es que se gustó en exceso y desperdici­ó un caudal de oportunida­des. Por muy poco no permitió esta carencia de efectivida­d que el City no se enchufara a una eli- minatoria que había dado por imposible durante mucho tiempo. Cuando el árbitro italiano señaló un penalti riguroso de Piqué quedaba casi un cuarto de hora, pero Ter Stegen evitó el sufrimient­o con una intervenci­ón providenci­al. Mascherano le reveló por dónde iba a lanzar su compatriot­a Agüero y acertó, de manera que el portero alemán pudo enmendar una anterior salida loca en la que Agüero le arrebató la pelota y tuvo opción de marcar. Está muy bien esto de que los porteros manejen bien la pelota con los pies, mientras no lleguen a creerse que son Beckenbaue­r.

En su localidad de tribuna en la segunda gradería, entre su padre Valentí y su asistente Manel Estiarte, Guardiola estuvo en el Camp Nou por primera vez desde que decidió dejar el Barcelona. Vio a un Barça bastante diferente al suyo, más largo y menos preocupado por el control total,

TER STEGEN Está bien que el portero maneje bien los pies, siempre que no llegue a creerse Beckenbaue­r

EL REGRESO DE GUARDIOLA Pep reacciona a las jugadas de Messi con gestos de euforia y admiración

más dispuesto a dar y recibir, pero no menos competitiv­o. “Son muy buenos, siempre lo han sido y lo siguen siendo. Están haciendo un gran año”, dijo el entrenador del Bayern a Catalunya Ràdio mientras firmaba autógrafos y saludaba a los aficionado­s.

El Barça ha entrado en los cuartos de final de la Champions por octavo año consecutiv­o y lo hizo deleitando. Messi invitó a mariscada a los 92.551 espectador­es, dijo a todo el mundo que no hay nada imposible. No llegó a marcar, entre otras cosas porque Hart hizo el partido de su vida, pero ofreció lo mejor de lo mejor y en abundancia. Que no falte de nada. El City ya es historia y Pellegrini no parece tener mucho futuro en Manchester “Veremos el sorteo qué nos dice”, indicó Guardiola. Y después del sorteo, el Real Madrid. Con Messi, ni el bombo de la UEFA ni el clásico perturban el sueño del barcelonis­mo.

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ALBERTO ESTÉVEZ / EFE Pep Guardiola junto a Manel Estiarte en la grada del Camp Nou

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