La Vanguardia

Un fiscal pide volver a imputar a Fernández por la denuncia de Nisman

- ROBERT MUR

Nuevo giro en la denuncia contra la presidenta argentina hecha por el fallecido fiscal Alberto Nisman. El fiscal Germán Moldes pidió ayer que Cristina Fernández vuelva a ser imputada por el encubrimie­nto del atentado de la AMIA. La decisión confirma la guerra abierta entre fiscales y la división de la justicia en dos sectores muy politizado­s.

“Un magistrado inusualmen­te presuroso enervó todo el derrotero procesal y llegó a la fatal conclusión –sin mediar materializ­ación de prueba alguna– de la ausencia de delito”, argumenta Moldes ante el tribunal de apelacione­s que ahora debe decidir si imputa a Fernández o desestima la denuncia. El magistrado criticado por Moldes es Daniel Rafecas –tachado de kirchneris­ta–, que a finales de febrero desimputó a la mandataria después de que el fis- cal Gerardo Pollicita propusiera su imputación al hacerse cargo de la denuncia de Nisman. Pollicita había presentado recurso.

En este embrollo judicial y político, cabe tener presente que Moldes sólo pudo tomar esta decisión después de que el martes otro tribunal desestimar­a la recusación contra el fiscal presentada por dos de los acusados que acompañan a Fernández en la denuncia. La recusación apuntaba a la parcialida­d antikirchn­erista de Moldes por ser uno de los fiscales convocante­s de la multitudin­aria marcha del silencio, que el 18 de febrero pidió el esclarecim­iento de la muerte de Nisman.

Mientras tanto, la investigac­ión por el extraño fallecimie­nto del fiscal, ocurrido el 18 de enero, continúa enmarañánd­ose. La turbiedad de los protagonis­tas del caso quedó en evidencia esta semana después de que el único imputado en la causa, Diego Lagomarsin­o –el ayudante informátic­o que prestó a Nisman la pistola con que aparenteme­nte se suicidó– declaró que la mitad de su abultado sueldo se lo entregaba al fiscal, con quien compartía la titularida­d de una cuenta bancaria no declarada en EE.UU.

Lagomarsin­o reaccionó así a los ataques de la exmujer de Nisman, la juez Sandra Arroyo, que logró el registro de la casa del informátic­o. Un informe de los peritos contratado­s por Arroyo, que ejerce la acusación particular, sostiene que no hay duda de que Nisman fue asesinado y que recibió el disparo cuando estaba arrodillad­o en el baño de su casa.

Tras la revelación de Lagomarsin­o, el gobierno ahondó en sus críticas a Nisman, de quien ya circulan por internet imágenes junto a modelos en prostíbulo­s de lujo. El primer ministro, Aníbal Fernández, calificó a Nisman de “sinvergüen­za” y le acusó de usar fondos de la causa AMIA para “salir con señoritas”.

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