Cazado el ‘búho terrorífico’
El ave llegó a atacar a 50 personas en el norte de Holanda
El búho que durante semanas sembró el terror en un pueblo de Holanda tiene nombre de mujer: Jacqueline, posiblemente. El ejemplar fue atrapado el viernes por un halconero contratado por el Ayuntamiento de Purmerend, una localidad de 80.000 habitantes al norte de Amsterdam en la que se había afincado el ave. “En estos momentos se encuentra retenida en un centro especial de forma temporal, mientras le encontramos un destino mejor”, explica por teléfono un portavoz del consistorio holandés.
Durante cinco semanas, el búho (en holandés, oehoe, término onomatopéyico que se lee uhú) había atacado a decenas de personas. En varios casos se abalanzó con fuerza contra el cuello de los viandantes, causando golpes, arañazos y heridas de diferente consideración. La agresividad del animal –un ejemplar de búho europeo muy extraño en el país y más en esa zona– intrigó a los ex- pertos, que sospechan que pudo ser criado en cautividad y que si se dirigía a los humanos podía ser en busca de comida.
Tras los primeros ataques, que se cebaron especialmente con los trabajadores y pacientes de un centro de disminuidos psíquicos, el ayuntamiento llegó a recomendar a los vecinos que no salieran a la calle al caer la noche si no era protegidos por un paraguas.
“Terror oehoe” (búho terrorífi- co) lo apodaron los vecinos. Ahora se cree que el misterioso búho no era nuevo en la zona. Es posible que haya estado activo un año y que su lista de víctimas se eleve a 50 personas. Atando cabos, se ha relacionado los últimos ataques con los asaltos puntuales, menos agresivos, que se detectaron en marzo del año pasado en Kwadijk, a pocos kilómetros de Purmerend. Entonces un vecino de la zona dijo reconocer al ani- mal. Jacqueline, dijo que se llamaba, pero el ave siguió libre. “No podemos saberlo con certeza, pero es muy probable que se trate del mismo búho”, explica el ayuntamiento. La calma ha vuelto a Purmerend y los vecinos lo agradecen. Pero el concejal Mario Hegger reconoce que tiene sentimientos contradictorios al respecto: “La situación era insostenible, teníamos que hacer algo. Claro que habríamos preferido dejar en paz a tan bella ave, pero la situación se volvió demasiado arriesgada”. Si los expertos confirman que el ave pudo haberse criado en cautividad, su destino podría ser un parque zoológico.