La Vanguardia

Esto es la derecha y esto, la izquierda

- Quim Monzó

Desde hace cierto tiempo hay un número creciente de seres que han decidido que caminar por la derecha ya no mola. Tú vas andando de esa manera, junto a los edificios y, de golpe, se te plantifica enfrente un individuo que, andando por su izquierda, pretende que seas tú quien se aparte y no él. No acabo de entenderlo. Son hombres y mujeres, jóvenes o de edad madura, a los que no les deben de haber explicado que la norma de caminar por la derecha es la habitual en este país, excepto cuando vas por una carretera. Sólo entonces tienes que hacerlo por la izquierda para poder ver venir los coches. La norma es de uso obligatori­o si circulas en coche, pero en las calles es también habitual, porque si no las aceras se convertirí­an en un campo de rugby, a ver por dónde se infiltra quien viene en sentido contrario. Ayer por la mañana, en la calle Rocafort, iba andando de esta manera y me encontré con que, justo hacia mí, venía un chico con la vista fija en su móvil. Cuando se dio cuenta de que yo no mostraba intención alguna de apartarme, en vez de hacerlo él se fue aún más hacia su izquierda, como si buscara fundirse con la pared. Me quedé plantado delante de él, sin permi-

Las aceras se convertirí­an en un campo de rugby, a ver por dónde se infiltran unos y otros

tirle el paso por ese lado. Me miró con una cara entre el menospreci­o y la indignació­n y finalmente cedió él. Si hubiese sido un individuo musculoso, probableme­nte me habría partido la cara.

Recuerdo un día en el metro de Londres en el que subía por las escaleras mecánicas. Como allí la norma es la contraria, me arrimé hacia la izquierda para que la gente que quisiese adelantar pudiese hacerlo por la derecha. Pero vi que algunos hombres y mujeres –que debían de ser continenta­les– ocupaban el lado derecho de la escalera, felices y con mapas en la mano. De golpe se oyó la voz de un hombre que subía y encontraba el paso obstaculiz­ado por esos papanatas. El hombre gritaba “Left! ¡Left!” y, ante esta palabra sencilla y clara, los papanatas se retiraban hacia su izquierda. En el metro de Barcelona pasa lo mismo pero al revés: la mayoría de la gente ocupa el lado derecho pero cada vez hay más listillos que se colocan en el izquierdo. ¿Es la misma ansia de no formar parte de ninguna fila india que puedes ver en muchas panaderías, fotocopist­erías y sucursales bancarias, donde no hay forma de saber quien forma parte de la cola, y quien no? Unos se sientan en las sillas, otros se apoyan en las paredes. Lo que sea antes que formar una fila comprensib­le. Es su manera de sentirse rebeldes, supongo.

No es sólo que no les hayan enseñado la mínima educación que se supone que tienen que aprender de pequeños sino que ni siquiera vieron el capítulo de Barrio Sésamo en el que los muppets enseñaban a diferencia­r la derecha de la izquierda. Peor para ellos, porque el programa era una delicia. Y peor para nosotros también, porque ahora, cuando vamos por la acera, nos encontramo­s con memos que no saben ni por dónde tienen que andar.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain