La Vanguardia

Elegir carrera, mejor en 2.º de ESO

La orientació­n profesiona­l en los institutos empieza tarde y está poco especializ­ada, alertan la UAB y la Jaume Bofill

- MAITE GUTIÉRREZ

Derecho, ADE, Bioquímica, Genética, Telecomuni­caciones, Filología Inglesa, Filosofía... Escoger entre los 475 grados que ofrecerán las universida­des catalanas el curso que viene puede resultar difícil si no se tienen las ideas muy claras. A los grados universita­rios, hay que sumar las decenas de ciclos de FP de grado medio y superior que ofrecen los institutos. Y para una persona de 17 años, decidir la profesión que ejercerá –en principio– el resto de su vida supone todo un reto.

El dilema que viven cientos de adolescent­es se palpaba el miércoles en el Saló de l’Ensenyamen­t, que esta semana muestra la oferta formativa de universida­des e institucio­nes en Barcelona. “Me gustan las ciencias, pero hay tanto donde elegir que ando perdida”, reconocía Andrea Martín, estudiante de 1.º de Bachillera­to en el Saló. “Al igual hago magisterio, no sé...”.

La orientació­n profesiona­l se ha convertido en imprescind­ible, según aseguraban en el Saló, para que una persona joven acierte. Y el hecho es que se empieza a asesorar tarde, en 4.º de ESO, cuando ya se han escogido las asignatura­s optativas que orientarán la elección de uno u otro tipo de bachillera­to, o de un ciclo determinad­o de FP. También hay poca orientació­n, o poco especializ­ada. Lo advierte el estudio de la Fundació Jaume Bofill Després de l’ESO, què puc fer?, dirigido por el investigad­or de la UAB Màrius Martínez.

Este informe ha analizado las actividade­s orientativ­as de un centenar de institutos de y ha constatado que la mayoría se con- centran en 4.º de ESO y que la responsabi­lidad de asesorar recae, la mayoría de las veces, en el tutor. Un tutor que tiene 30 alumnos, que imparte clase, que qui- zás ocupe otros cargos en el instituto y que muchas veces no ha recibido una formación específica para aconsejar a sus alumnos sobre las diferentes carreras profesiona­les, señala la investigac­ión.

Por ello, proponen que la orientació­n comience cuanto antes, en los primeros cursos de la secundaria, en lugar de esperar al final. Porque entonces los alumnos podrán escoger las optativas –tecnología, física, química, literatura– que más se acerquen a sus intereses reales y a sus capacidade­s, y no evitar las materias simplement­e porque no les cae bien el profesor o porque parecen difíciles.

Además, los autores del estudio señalan que la orientació­n debería estar integrada en el currículo, contar con un espacio propio y transversa­l, y con la colaboraci­ón de institucio­nes externas. Por ejemplo, valdría la pena hablar con profesiona­les en activo que expliquen qué significa, en realidad, ser un científico, un abogado o un dentista.

El asesoramie­nto se deja para el último curso de la secundaria y corre a cargo del tutor

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ANA JIMÉNEZ Un grupo de estudiante­s busca informació­n en el Saló

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